miércoles, 7 de marzo de 2012

Tierra de pinares 1 Cuyacabras y eremitorio cueva Andrés

Nichos inundados de Cuyacabras. Foto: C. Aguilar
El pasado mes de octubre me acerqué con unos amigos a la comarca de pinares que comparten las provincias de Burgos y Soria al sur de la Sierra de La Demanda y Urbión. Hace unos años, cuando estuve documentando unas inscripciones en la cumbre del pico Urbión, encontré información de unos cuantos lugares que juntaban naturaleza e historia y que hacían muy interesantes algunas visitas a la comarca. Entre la enorme extensión de pino silvestre (Pinus sylvestris) de la zona se encuentran diseminadas necrópolis, despoblados y restos arqueológicos que añaden encanto a un paseo por el bosque. En esta ocasión estuvimos visitando un par de necrópolis en el comunero de Revenga en Quintanar de la Sierra. La más espectacular de ellas es la de Cuyacabras.



Arco mozárabe y cruz en Cueva Andrés. C. Aguilar
La concentración de nichos antropomorfos que uno puede encontrar allí es espectacular. Los nichos están tallados en la propia roca, un conglomerado silíceo característico de la zona, el mismo que forma las paredes de la cercana Laguna Negra. La necrópolis fue excavada por los arqueólogos a finales de los años sesenta y cuenta con 175 sepulturas, una escalinata y restos de la base de una iglesia también tallada en la roca. Según los investigadores pertenece a la época de la Repoblación, por tanto altomedieval, así que había permanecido oculta durante unos 1000 años. Un paseo entre sus tumbas es algo sobrecogedor, todas están orientadas al este y llama la atención la gran cantidad de nichos de niños que se encuentran.




Corzo curioso dentro del pinar. Foto: C. Aguilar
Viendo eso se aprecia claramente donde y en qué medida ha actuado la selección natural en nuestra especie hasta hace bien poco tiempo, al menos en los países del primer mundo. Cerca de allí y con una cronología similar se encuentra el eremitorio Cueva Andrés. Junto a un pequeño arroyo y unos praderíos ocultos dentro del pinar están los restos de lo que creen que fue un eremitorio altomedieval. El lugar es idílico. Al abrigo de una roca aparecen trazas de huecos tallados en la roca que el tiempo a desfigurado. Aún así se pueden ver varios nichos y una gran roca con un arco de herradura mozárabe y una cruz griega dentro de él.





Atardecer en Tierra de Pinares. Foto:C. Aguilar
Dicen que pudo hacer la veces de altar de una pequeña iglesia rústica cuyo único resto sería ese. El arco califal de tipo cerrado remite al siglo X, así que encanto a lugar no le falta. Pero como he comentado el entorno de bosque de pinos es el que pone el broche a estos restos arqueológicos de la zona. A parte de los herrerillos, carboneros y otros páridos típicos de las coníferas, en uno de esos paseos buscando “piedras” pudimos ver un precioso corzo que aguantó lo suficiente como para poder tomarle algunas fotos. Cuando parecía que el día ya no podía deparar más, pudimos disfrutar de un atardecer incendiario en el horizonte con un precioso contraluz del pinar.

2 comentarios:

  1. Hola César, dejo un enlace a la entrada de Cuyacabras en mi blog y colocaré allí un enlace a este. Saludos
    Cuyacabras

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    Respuestas
    1. Vaya bucle! de blog a blog y tiro porque me toca ... estupendo. Un saludo Alberto.

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