viernes, 18 de enero de 2013

Sri Lanka 12 (2012) Noche en Sigiriya

Dicrurus caerulescens durmiendo. C.M. Aguilar Gómez.
Viendo aves en la laguna de Sigiriya encontré los primeros pajareros de  todo el viaje. Aunque los parques nacionales son un destino de naturaleza, no era habitual que la gente y los guías le prestaran mucha atención a las aves y mucho menos a las pequeñas, los mamíferos lo eclipsaban todo. El grupo de Sigiriya llevaba un guía local que estaba enseñándoles algunas especies de acuáticas, aunque tampoco se les veía con mucho fervor pajarero. Aproveché para hablar con el guía y preguntarle por el búho pescador de Ceilán (Ketupa zeylonensis) una especie a la que le tenía ganas. Esa especie es común en muchos humedales pero difícil de ver si no tienes claro donde buscar, y yo no lo tenía claro. Me ofreció hacer lo que llama un safari nocturno por el entorno del cercano parque nacional de Minneriya.



Chotacabras Caprimulgus sp C.M. Aguilar Gómez.
Sin embargo la zona que solían recorrer no era buen sitio para búhos según estuvimos hablando y todo lo que me decía que veríamos más o menos yo ya lo había visto durante el día en el parque de Yala. Al final quedamos de hacer un foqueo de varias horas por los bosques de los alrededores de Sigiriya, esos que yo había visto extenderse en el horizonte desde la roca. Allí había una zona protegida y por tanto no se pude foquear dentro de ella, por lo que nos ceñimos a las carreteras y caminos periféricos con la idea de dar con alguna que otra rapaz nocturna y lo que pudiera ser de pequeños mamíferos. Aunque el guía era bastante bueno identificando, ver fauna de es modo depende mucho de la suerte y era algo poco predecible, además ese no era un recorrido que el hiciera muy habitualmente.


 
Ciervo-ratón Tragulus meminna. C.M. Aguilar Gómez.
Lo más fácil de ver fueron los chotacabras (Caprimulgus sp) de los que había varias especies que solo son identificables en mano. Como sucede con esas aves en otro sitios, allí también aguantaban bastante posadas en mitad de la carretera. No hubo toda la suerte que esperaba con las rapaces nocturnas, pero sí llegué a ver el búho pescador aunque no pude sacar buenas fotos. Se trataba de un precioso ejemplar de ojos claros que pudimos ver en dos ocasiones posado en la misma orilla de una laguna. Además del búho, vimos un pequeño mamífero que según decía era una civeta de las palmeras (Paradoxurus hermaphroditus) de la familia de las ginetas. Algo mejor, y en dos ocasiones distintas, dimos con un raro ungulado, el ciervo-ratón de Sri Lanka (Tragulus meminna)  que 
es como un ciervo pero con unas patas tan cortas que le dan un aspecto enano.
 

Loris Loris lydekkerianus. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Pero la gran sorpresa del recorrido fue dar con el loris esbelto gris (Loris lydekkerianus), la cuarta especie de primate del viaje. En Sri Lanka solo hay dos especies de lorises que son de un grupo de primates nocturnos que les llaman prosimios y que están emparentados con los lemures de Madagascar. Los lorises se mueven muy lentos, no tienen cola y no pasan de 15 cm de altura, parecen muñequitos andantes. Con esas características son realmente difíciles de ver, hasta el guía se sorprendió de encontrarlos ya que cuando le había preguntado por ellos me quitó las ilusiones por su dificultad, pero aún así iba bien atento. Fue un tremendo broche final a la observación de fauna en Sigiriya y también a uno de los últimos días del viaje por Sri Lanka.

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