domingo, 21 de abril de 2013

Sudáfrica 1 (2012) Un recorrido por el noreste del país


Izda a dcha Héctor, José, Oscar, Diego, César, Javier
El pasado mes de octubre de 2012 partíamos hacia Sudáfrica un grupo de cuatro amigos del Grupo Ornitológico de La Rioja (Javier Robres, Oscar Gutiérrez, Héctor García y yo mismo) más un par de amigos navarros (José Ardáiz y Diego Villanúa) que no quisieron perderse el viaje. Javier y yo llevábamos tiempo pensando en hacer un gran viaje de naturaleza pero sin un destino concreto, hasta que Sudáfrica cayó en nuestra lista de deseos. A partir de ahí nos obsesionamos con ese destino. Sudáfrica es un país inmenso con una gran variedad de paisajes (desiertos, regiones mediterráneas, grandes montañas, sabanas…), así que había que acotar la zona a visitar en una estancia de 17 días.

 

Cebras en el boscoso parque Kruger. C. Aguilar
Nuestra idea no era ir corriendo de un lugar a otro intentando ver todo lo posible, sino centrarnos en una zona manejable. Así,  fijamos el Parque Nacional Kruger como nuestro objetivo. Uno de los atractivos de ese parque es que, a diferencia de otros grandes parques africanos, allí existe la posibilidad de entrar con tu propio coche y moverte libremente viendo fauna. Es así en la mayoría de los parques sudafricanos ya que tienen excelentes infraestructuras de uso público (carreteras, pistas, señalizaciones, hides…) que te facilitan que puedas hacerlo sin problemas y con un turismo. Eso sí, allí las normas son "sagradas" y hay que ceñirse a ellas si no quieres tener problemas.



Encuentro con los ranger del Kruger. C. Aguilar
Su cumplimiento te evita incidentes con la fauna, pero sobre todo que te caiga una buena multa de los rangers y, según la norma que infrinjas, hasta te pueden expulsar del parque. La norma fundamental es que no es posible bajarse del coche, salvo en los hides, áreas de pícnic y puntos panorámicos. Tampoco se puede circular a más de 40 ó 50 km/h según la pista, y todas las tardes has de haber salido del parque o estar dentro de un campamento antes de la hora indicada en los paneles. Entre los atractivos del sitio está que es lo suficientemente grande como para pasar muchos días dentro. De norte a sur tiene unos 350 km y su anchura ronda los 65 km. Nosotros planificamos un recorrido empezando por el norte y bajando hasta el sur en 8 días cambiando cada noche de campamento.

 

Hicimos todas las reservas con antelación, ya que de lo contrario es muy probable que no tengas sitio. Nuestro invierno es su temporada alta, así que tuvimos que trazar antes de ir el  recorrido con tiempo para hacer las reservas sin problemas. Tras el periplo por el Kruger, tres miembros del grupo (Héctor, José y Diego) regresarían a Johannesburgo para coger el avión de vuelta a España. Sus días de vacaciones se acababan. Los tres restantes (Javier, Oscar y yo) seguimos ruta sin reservas, sobre la marcha. Primero cruzamos el país de Swazilandia y regresamos a Sudáfrica por la región de Kwazulu-Natal hasta la población de Santa Lucía en las costas del océano Índico.



Carretera Johannesburgo-P.N. Kruger. C. Aguilar
El primer día, según aterrizamos en Johannesburgo, nos dirigimos en dos coches alquilados hacia el noreste del país a la entrada del Kruger de Punda María, a más de 600 km. Lo primero que me sorprendió al circular por las carreteras sudafricanas fue la buena conservación del paisaje. Los parques nacionales tendrían gran fauna, pero esos cientos de kilómetros que recorrimos tenían un hábitat espectacular. Zonas de acacias frondosas con aspecto de dehesas del sur de España en abril. Las lluvias habían hecho su aparición unas semanas antes y todo estaba de un verde exuberante. El paisaje era una sucesión de lomas onduladas y cordales montañosos completamente forestales, muy pocas poblaciones y casi nada transformado para agricultura.

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