sábado, 14 de enero de 2017

Marruecos 6 (2008) Estepas y fortalezas de barro de regreso a Marrakecht

Estepas en Boulmane El Dades. C.M. Aguilar Gómez.
Tras los paisajes desérticos del sur del Anti-Atlas comenzamos unos días de regreso errático hacia Marrakecht. Una equivocación en una carretera nos internó en el Anti Atlas pero nos regaló la observación de una preciosa pareja de águila-azor perdicera (Hieraaetus fasciatus) en un país donde las rapaces no abundan como en la península Ibérica.

Tras un visita relámpago a Zagora, regresamos sobre nuestros pasos y condujimos hacia a Ouarzazate para visitar las estepas en Boulmane El Dades. Esa zona esteparia es distinta a las zonas semidesérticas del sur, ya que se sitúa a cierta altitud entre el Alto Atlas y la cordillera del Jbel Sagrho.




Alondra sahariana Eremophila bilopha Leandro Arroyo
En Boulmane El Dades dimos con un bando de ortegas (Pterocles orientalis) en una zona con abundantes rebaños de oveja y nos reencontramos con el invierno, que habíamos olvidado tras el sol del sur.

Salir a recorrer una estepa un día gris, con el aire gélido del Gran Atlas atizando, no es lo más apetecible pero esa estepa es un buen lugar para encontrar algunas aves. Por allí vimos alondras cornudas saharianas (Eremophila bilopha), terreras marismeñas (Calandrella rufescens), collalbas desérticas (Oenanthe deserti) y hasta un bisbita gorgirrojo (Anthus cervinus).




Fortaleza barro Ksar Ait Benhaddu. C.M. Aguilar Gómez.
En los alrededores de Ouarzazate alternamos aves y la visita a uno de los paisajes culturales más interesantes de Marruecos, sus fortalezas del barro. Entre las aves un halcón borní (Falco biarmicus) que cazó y engulló, tranquilamente en la distancia, un aláudido a la vista de nuestros telescopios. Tuvimos suerte de poderlo ver.

La fortaleza de barro que visitamos fue el Ksar Ait Benhaddu, un conjunto de edificaciones y callejuelas que es patrimonio de la humanidad. Hasta hace poco tenía casas habitadas pero ahora ya apenas viven unas familias y, salvo la restauración de las casas más destacadas, estos lugares se van deteriorando sin inquilinos.



Cabecitas cordero Jemaa el-Fnaa C.M. Aguilar Gómez.
De Ouarzazate ya solo nos quedaba regresar a Marrakecht cruzando el Alto Atlas por el puerto de Tizi-n-Tichka. Si el día era desapacible en las estepas, no era de esperar mejoría en el puerto. La ventisca se convirtió en agua-nieve pero, aún así, salimos a dar una vuelta entre pastos y neveros hasta dar con un bando de alondras cornudas (Eremophila alpestris atlas) comiendo en ese paisaje alpino.

La bajada del puerto nos llevó hasta Marrakecht, el final del viaje. Ya solo nos quedaba sumergirnos en esa isla en el tiempo que es la ciudad con su plaza Jemaa el-Fnaa, donde lo mismo puede comprar dátiles, que ver un encantador de serpientes o encontrar un puesto con cabezas de cordero recién asadas, mirándote con sus ojos desorbitados.

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