miércoles, 23 de mayo de 2018

Ghana 6 (2017) El santuario de Boabeng-Fiema

Cercopiteco (Cercopithecus lowei). C.M. Aguilar Gómez.
El santuario de monos de Boabeng-Fiema es un caso curioso de conservación en Ghana. Ver primates en las zonas forestales no es fácil. Además de la dificultad propia del medio boscoso, está la presión de caza para los mercados de carne de monte que se da en los bosques africanos.

En Kakum, a pesar de ser un lugar protegido, no logramos ver ningún primate desde las pasarelas del dosel. A veces se ven, pero tampoco es muy frecuente. Por eso,
acudir al bosque que hay junto a las aldeas de Boabeng y Fiema es una oportunidad única en Ghana para ver algunas especies de primates.



 




Cercopiteco (Cercopithecus lowei). C.M. Aguilar Gómez.
En Boabeng-Fiema la conservación de los monos está relacionada con las creencias animistas de los pueblos del entorno. Se cree que el tabú de respetarlos, y por tanto no cazarlos, se originó hacia la década de 1830.

Según cuentan los viejos, sus dioses protectores persuadieron a los primeros pobladores para que cuidaran de los monos. A ojos de los aldeanos, ellos son los descendientes de sus dioses y por eso, mientras sigan ahí, les acompañará la buena fortuna. En 1975 incorporaron esas creencias a una ley y, desde entonces, protegen el bosque y sus monos de forma más "oficial"







Colobo (Colobus vellerosus). C.M. Aguilar Gómez.
Hoy en día la comunidad local ha desarrollado un plan de ecoturismo y ofrece la observación de estos animales como reclamo. Y los monos contribuyen ya que se pueden ver al borde mismo de la aldea. Se ha estimado que el bosque aloja unos 500 de cercopitecos de Lowe (Cercopithecus lowei) y 200 ejemplares de colobo de muslos blancos (Colobus vellerosus).

Los cercopitecos, acostumbrados a la llegada de los turistas, son los primeros en acercarse y los más descarados. Siempre dispuestos a recibir algún cacahuete de los visitantes, se mueven
ágiles aunque guardando las distancias que para eso son animales salvajes.




Colobo (Colobus vellerosus). C.M. Aguilar Gómez.
La población local ha de ingeniárselas para echar a los cercopitecos de sus cultivos sin dañarlos. Un tabú es un tabú. Por su parte, la convivencia con los colobos es más fácil ya que tienen un dieta exclusivamente herbívora y no se interesan por los cultivos. Por ello, ante los turistas muestran bastante indiferencia. No mendigan nada. Se les suele ver engullendo hierba en el suelo o comiendo hojas en los árboles.

Los colobos, como todos los herbívoros, siempre están a falta de sales en su dieta. Dicen que no es raro verlos entrar a las aldeas para chupar los muros de barro de las casas para obtener minerales.





Malcoha (Poicephalus gulielmi). C.M. Aguilar Gómez.
El bosque santuario de Boabeng-Fiema tiene 5 kilómetros cuadrados y se sitúa en la zona central de Ghana, en la transición de los bosques húmedos a la sabana. Un paseo por los alrededores nos permitió ver algunas aves comunes como el turaco gris occidental (Crinifer piscator), el cucal senegalés (Centropus senegalensis) o la carraca blanquiazul (Coracias cyanogasters).

También coloridos suimangas como el acollarado (Hedydipna collaris), el espléndido (Cinnyris coccinigastrus) o el cobrizo (Cinnyris cupreus) o un ave que me hizo especial ilusión ver, el malcoha africano (Poicephalus gulielmi), una de la familia de los cucos.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Ghana 5 (2017) Al encuentro con el picatartes

Picathartes gymnocephalus. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Los picatartes son aves de apariencia extraña. Si hubiera que hablar de algunas de las aves más genuinas de los bosques húmedos africanos serían ellas. Forman parte de una familia con solo dos especies en el mundo, una en las selvas centroafricanas, el picatartes cuelligrís (Picathartes oreas) y otra en las selvas de las Guineas, el picatartes cuelliblanco (Picathartes gymnocephalus).

Su situación taxonómica ha sido muy controvertida ya que no encajan bien en ninguna familia de aves. En diferentes momentos han estado incluidos en grupos tan distintos como los cuervos, los estorninos o los papamoscas. Finalmente hubo que crear una familia para ellos solos. Tal es su singularidad.



Por el bosque de Bonkro. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
En Ghana hay un par de lugares donde poder observar el picatartes cuelliblanco, uno de ellos es la localidad de Bonkro. Estas aves ocupan bosques en zonas de relieve abrupto y presencia de rocas. En esos enclaves construyen sus nidos, unas tazas de barro y fibras vegetales que adosan en lugares extraplomados de las rocas.

Los picatartes parecen especialmente sensibles a la degradación del bosque y durante varias décadas se consideraron extinguidos en Ghana. Desde finales de la década de 1960 hasta comienzos del siglo XXI no hubo ninguna observación en todo el país. Y eso coincidió con un gran incremento de la deforestación. 




Picatartes gymnocephalus. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Sin embargo, en 2003 durante un anillamiento de aves en un bosque, se halló un ejemplar por casualidad. A partir de entonces se buscaron nuevas poblaciones y entre ellas apareció la de Bonkro. Dentro del bosque son muy difíciles de localizar, a pesar de su tamaño y sus llamativos colores.

Además de criar en sitios poco accesibles, son muy silenciosos y tímidos y se desplazan por el suelo a saltos sin posarse en las ramas. En el bosque de Bonkro su observación nos llevó todo el día. Los guías de la población nos llevaron a una zona bien conservada donde nada más entrar casi se hizo de noche. Tal era la densidad del bosque.


 


Viuda togolesa (Vidua togoensis). C.M. Aguilar Gómez.
Para verlos pasamos 4 horas quietos a una distancia prudencial de la roca donde criaban. Aunque no estaban nidificando, varias aves fueron llegando al atardecer a dormir a ese lugar. En total vinimos 5 ejemplares recelosos entre la maraña de sotobosque junto a la roca. En otras zonas del bosque fue imposible ver ninguna especie, ya no de picatartes, sino de cualquier otro ave.

Fuera del bosque, en las zonas de formaciones secundarias y cultivos, la observación de aves fue más fácil. Por allí vimos volando el lorito fretirrojo (Poicephalus gulielm), la suimanga acollarada  (Hedydipna collaris) o la preciosa viuda togolesa (Vidua togoensis).


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...