martes, 19 de junio de 2018

Ghana 8 (2017) El humedal de Owabi

Humedal y bosque de Owabi. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Owabi es una pequeña reserva de 13 km2 que protege un lago, embalsado y naturalizado, con un denso bosque húmedo a su alrededor. Se sitúa al este de Kumasi, la gran población del centro del país que es paso obligado al ir y venir de Mole, así que hicimos una parada al regreso del parque.

El humedal está en la lista Ramsar sin embargo, como ya comenté con relación a Amanzuri, el verano no es el mejor momento para ver aves en estas zonas húmedas. Con aguas altas apenas logramos ver una jacana (Actophilornis africanus) y un ave martillo (Scopus umbretta). A pesar de eso, los registros de aves de la reserva alcanzan las 180 especies y es de gran interés para aves invernantes.



Termiteros en el bosque. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Las orillas del lago están cubiertas por un bosque con abundantes palmeras Raphia y multitud de plantas trepadoras que aprovechan la luz del borde forestal para encaramarse al arbolado. La reserva tiene pocas visitas, apenas hay carteles para llegar, ni infraestructuras. Con suerte, dimos con un guía que nos llevó por algunos de los senderos del bosque.

Después de las restricciones de movimiento en Mole, llegar a Owabi fue un respiro. Una reserva como esta tiene mucho menos que ofrecer que un gran parque pero, al menos, pudimos deambular 3 horas sin tener que dar explicaciones por cada parada al guía. Y eso se agradece.





Arañas y  chinche asesino. Fotos: C.M. Aguilar Gómez.
En pocos zonas hay una vista sobre las aguas libres, tal es la exuberancia de las orillas del humedal. Así, la mayor parte del recorrido fue dentro del bosque. En el interior es difícil ver aves y solo en una ocasión pudimos oír el paso de un grupo de cercopitecos por la bóveda, pero no se dejaron ver. Por ello nos centramos en los detalles de la flora y en la fauna mínima.

Sin prisas pudimos fotografiar termiteros, mariposas, libélulas, chinches o arañas. Vimos tres tipos de arañas tejedoras que, a nivel de género, se diferencian bien. Las Argiope forman parte de un género cosmopolita aunque las que vimos tenían unas telas con estabilizadores en espiral muy característicos.





Lepidópteros en Owabi. Fotos  C.M. Aguilar Gómez.
Las otras arañas tejedoras fueron especies de los géneros Gasteracantha y Nephila. Estas tienen una distribución mundial algo más restringida, no las hay en Europa y en África hay que buscarlas al sur del Sáhara. Las Gasteracantha tiene llamativas formas espinosas y las Nephila se caracterizan por producir la seda dorada y no blanca o plateada como hacen otras arañas tejedoras.

También tuvimos tiempo para detenernos y disfrutar de las mariposas forestales, de ninfálidos como las Euphaedra con sus destellos de manchas azules en sus vuelos dentro del bosque, de las colas de las mariposas Hypolycaena o de la contrastada Aterica galene.

viernes, 8 de junio de 2018

Ghana 7 (2017) Parque Nacional Mole

Vistas de la sabana del P.N. Mole. C.M. Aguilar Gómez.
El parque nacional Mole es, con diferencia, el mayor espacio protegido de Ghana. Tiene una superficie de 4.577 km2 y se sitúa en el norte del país, preservando una zona de sabana prácticamente inalterada. Cuando uno piensa en sabanas, enseguida le vienen a la mente imágenes de zonas abiertas y pastizales dorados. Mole no es así. Y mucho menos lo era en agosto.

Tras el periodo de lluvias más intenso del año, encontramos el norte del país exuberante. La hierba alcanzaba un porte increíble.
Al llegar a Mole nos dirigimos al único campamento que concentra a todos los visitantes del parque nacional.

 
 


Antílope (Tragelaphus scriptus). C.M. Aguilar Gómez.
El sitio está muy bien elegido. Desde el borde de un terraplén hay unas vistas que te hacen comprender la extensión del parque nacional. Una enorme sabana arbolada en todo lo que te alcanza la vista.

El campamento se asoma a una ribera encharcada de pastos donde se dejan ver antílopes kob (Kobus kob), jeroglíficos (Tragelaphus scriptus) y grupos de facoceros (Phacochoerus africanus), aunque para estos últimos no hay que irse tan lejos. En la zona de alojamiento
los facoceros pululan con descaro comiendo el césped de los jardines ya que, a diferencia de lo que sucede en otros parques de África (Sudáfrica por ejemplo), el campamento no está vallado.


 


Ppapiones en  caminos de Mole. C.M. Aguilar Gómez.
La ribera es el lugar donde ver algunas grandes aves que frecuentan las zonas encharcadas, como el suirirí cariblanco (Dendrocygna viduata), la cigüeña lanuda africana (Ciconia microscelis) o el ibis hadada (Bostrychia hagedash). También hay siempre por ahí algún enorme cocodrilo (Crocodylus suchus) al acecho.

Luego, cuando recorres el parque en vehículo, las posibilidades de ver mamíferos disminuyen con tanta vegetación. Son comunes los grandes grupos de papiones oliva (Papio anubis), pero muchos otros animales enseguida se pierden entre las altas hierbas.





 

Papión oliva (Papio anubis). C.M. Aguilar Gómez.
La mayoría de los visitantes acuden a Mole a ver elefantes, pero con tanta vegetación no siempre es fácil. Nosotros solo vimos un ejemplar, aunque tampoco los buscábamos. Más ilusión nos hizo encontrar varios calaos terrestres norteños (Bucorvus abyssinicus).

La zona que puedes visitar del parque es minúscula ya que solo hay una pequeña red de caminos en buen estado. Y eso es un poco frustrante. Tanta superficie buena y tan poco para recorrer. No puedes moverte por libre
en ninguna zona , ni con coche ni a pie, y los gestores solo entienden que quieras ver bichos grandes.

 



Calaos (Bucorvus abyssinicus) C.M. Aguilar Gómez.
Hicimos un recorrido a pie con un guía preocupado solo en mostrarnos elefantes.Y no los vimos. Otro recorrido fue con nuestro vehículo y el jefe de guardaparques como guía. Esto fue tras mucho insistir en poder hacer algo que no fuera ir en un grupo de turistas apretados en un pickup sin poder hacer paradas.

Nuestro interés por cualquier detalle vegetal o animal más pequeño que un antílope desesperó al guía. Nos llegó a reprochar que sacáramos los prismáticos sin pagar la tasa adicional por birwatching. Al final desistimos y nos dedicamos a las
pequeñas aves, mariposas, lagartijas y algún primate que pululaban por los jardines del campamento. Así, tras día y medio en Mole, emprendimos el retorno al sur.


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