viernes, 3 de octubre de 2014

Transahara 10 (2013-14) Mali, el País Dogón 2

Mezquita Kani Kombolé. César María Aguilar Gómez.
Durante años el País Dogón ha tenido bastante turismo, pero cuando nosotros estuvimos allí no había nadie debido al conflicto del norte de Mali. Pasamos varios días visitando aldeas dogón con sesiones intensivas de compra de artesanía para la asociación Angata. Para las compras seguíamos la costumbre local de visitar primero al jefe de la aldea que almacenaba buena parte de la producción de tallas, bronces y artesanías del poblado. Visitamos primero el poblado de Kani Kombolé y luego seguimos la pista de arena que une los pueblos de la base del cortado. Pasamos por Teli y llegamos hasta Endé conduciendo con cuidado para no quedarnos en los arenales.





Antigua casa del hogón, Teli. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
A partir de Endé ya fue imposible seguir con la furgoneta, el suelo era todo arena, así que nos instalamos allí. Al detenerse el turismo mucha de la actividad artesana se había parado y había muchas tallas de madera estropeadas por la carcoma, de modo que había que visitar a muchos artesanos. Visitamos a un buen número de ellos y a comerciantes de los distintos barrios y poblaciones cercanas. En Teli aprovechamos para visitar las construcciones de la base del cortado, los viejos graneros, las diminutas edificaciones tellem y una antigua casa coloreada perteneciente al hogón, el chamán y curandero de los dogones.





Toguna, "casa de la palabra", Endé. C.M. Aguilar Gómez.
Para llegar a Nombori utilizamos una carreta tirada por un buey. Entre las construcciones típicas de los pueblos había una que siempre había querido ver, las togunas o casas de la palabra. Había una en cada barrio y consistía en un recinto abierto con un techo bajo apoyado sobre postes tallados. Arriba solían verse varias capas de paja de mijo almacenada y debajo se reunían los viejos de la localidad. En ese espacio  hablan y discuten cuestiones de la vida del poblado. Pero la característica más curiosa es que no hay altura suficiente para ponerse de pie, una medida para evitar conflictos. Al parecer nadie se enfada lo suficiente estando tumbado o sentado. ¡La idea es genial!




Tejedorcillo Sporopipes frontalis. C.M. Aguilar Gómez.
Entre compra aquí y compra allá, aproveché para ver las poblaciones, sus alrededores y algunas de las aves más fáciles de observar. La planicie cultivada en torno a los pueblos se encontraba entonces con rastrojos de mijo y en ella era habitual el tejedorcillo frontal (Sporopipes frontalis). Hacía los nidos en un curioso árbol espinoso, el “datilero del desierto” (Balanites aegiptiaca), de pequeños frutos globosos. En los cortados eran habituales los nidos de cuervo pío (Corvus albus). Entre el arbolado de la zona había además grandes de acacias y baobabs donde podía verse el precioso barbudo pechirrojo (Lybius dubius) o el suimanga pigmeo (Anthodiaeta platlura).





Agama de cabeza roja (Agama agama). C.M. Aguilar Gómez.
Pero siendo época seca era un paisaje agostado donde a media mañana ya paraba la actividad de las aves por el calor. Dicen que en época de lluvias sobre algunos de los cortados se formaban largas cascadas y, en las depresiones de arena que veíamos, había encharcamientos e impetuosos arroyos. Costaba imaginar aquello con el calorazo que hacía entonces. Pero cuando era mal momento para las aves era bueno para el reptil más común, el agama de cabeza roja (Agama agama) que se soleaba en los muros y tejados de las casas de barro.

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