miércoles, 19 de mayo de 2021

El Ebro y sus pequeños jardines colgados

(Texto y fotos traídos del muro de mi Facebook personal. Publicado el 18 mayo 2021)

El primer día del Ebro en kayak siempre es un gran día. Desde hace algunas semanas mi tripulación anda revuelta e insiste en que nos hagamos al río. «¡Qué ya es mayo!», me exhorta Carlos sabiendo que llegado este mes ya no tengo excusas. Hasta ahora le he dado largas a él y Juan: que si el tiempo, que si los caudales altos..., pero en realidad ha sido mi falta de interés por recorrer el río si no es en su apogeo primaveral.

«Que por mayo era por mayo (…) cuando canta la calandria y responde el ruiseñor», que decía el romance del prisionero. Sí, mayo nunca defrauda. Desde las orillas del río no solo canta el ruiseñor, también se desgañita el torcecuellos y es tiempo de contemplar el vuelo de esas cometas con forma de milano que nos dejan absortos con sus idas y venidas sobre la ribera.

Y en esta ocasión una novedad: descubrir, o redescubrir, esos pequeños jardines colgados que se forman sobre los tocones de chopos que murieron en pie, como el Capitán Custer, por el recrecimiento de un azud. Tocones que han quedado como diminutas islas junto a la orilla y que han sido colonizados por plantas de sauces, fresnos, alisos y hasta chopos, de nuevo, creciendo allí en su versión miniaturizada. Como coquetos bonsais. Puro reciclaje.

Cantos de aves envolviéndote, fragancias de rosales recién florecidos, vides escapadas de cultivos trepando por el soto, higueras con su exuberancia tropical acercándose al agua y hasta un isla cubierta de enormes lirios amarillos. Todo esto y risas, muchas risas, diálogos y situaciones absurdas, impostadamente épicas. Patéticas en todo caso. Así es un día en el Ebro con Carlos y Juan. Así fue el primer día de la temporada el pasado domingo en Fuenmayor.

Juan "Orellana" cada día hace mejor los videos. Desafortunadamente, los figurantes cada vez lo hacemos peor: https://youtu.be/vtybOrGRe8Y

 

Río arriba y más allá. El Ebro nos espera. Foto: César María Aguilar Gómez. 

La enormidad de la ribera en el soto de Buicio, Fuenmayor, nos hace sentir diminutos. Somos diminutos. Foto: César María Aguilar Gómez.

Orillas cubiertas con la "pelusa" de los chopos que ayudan a dispersar sus diminutas semillas. Su presencia garantiza el dinamismo y la generosidad con que crecen los chopos en las orillas removidas por las crecidas. Foto: César María Aguilar Gómez.

Tocones muertos sobre los que crecen sauces enraizando sobre la madera en descomposición. Puro reciclaje.  Foto: César María Aguilar Gómez.
Cortados de areniscas amarillas que abrazan el recorrido por el río y dan cobijo a rapaces rupícolas. Foto: César María Aguilar Gómez.
Esparganios en floración.  Foto: César María Aguilar Gómez.
Navegando entre el archipiélago de tocones colonizados por vegetación.. Foto: César María Aguilar Gómez.
Liros amarillos, muy poco frecuentes en estos tramos del río Ebro. Aquí creciendo en la orilla de una gran isla que, a partir de ahora, llamaremos Isla de los Lirios   Foto: César María Aguilar Gómez.
Al paisaje de cortados fluviales y riberas, ahora en mayo, hay que ponerle su banda sonora de cantos: ruiseñores común, cetias ruiseñor, torcecuellos, verdecillos... Foto: César María Aguilar Gómez.
Tocón con su jardín colgante de herbáceas y su aliso "bonsai".  Foto: César María Aguilar Gómez.
Recorrido entre La Puebla de Labarca y el Soto de Buicio en Fuenmayor.



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