domingo, 21 de enero de 2018

Humedales de montaña en el P.N. Sierra Cebollera 2

Humedales bajo Castillo Vinuesa. C.M. Aguilar Gómez.
Durante la salida de campo visitamos las turberas situadas bajo el cordal del Castillo de Vinuesa. No es una aproximación fácil, al menos para una actividad divulgativa de una mañana, ya que están a 1.900 metros.  Pero la gente respondió con su entusiasmo.

El recorrido nos deparó bastantes sorpresas. Al poco de llegar dimos con unos habitantes prácticamente desconocidos por la gente, los esféridos. Se trata de unos diminutos bivalvos de 2-3 milímetros que viven enterrados en el fango de las turberas filtrando nutrientes del agua. A más de uno dejó maravillado su existencia.






Esféridos (bivalvos) en las turberas. C.M. Aguilar Gómez.
En lo que a fauna se refiere, estos humedales son de gran interés para libélulas, caballitos de agua y anfibios. Los primeros los vimos activos en vuelo sobre el agua, donde habían vivido meses antes como larvas. Entre los anfibios pudimos encontrar los dos tritones presentes en La Rioja, el tritón jaspeado (Triturus marmoratus) y palmeado (Lissotriton helveticus), aunque hay otras cinco especies de ranas y sapos que también se hallan en estos humedales.

Los anfibios dependen de estos lugares encharcados para realizar sus puestas a comienzos de la primavera cuando, tras el deshielo, tienen un mayor nivel de agua.






Tritón (Triturus marmoratus)C.M. Aguilar Gómez.
En cuanto a la flora, el mes de julio es un bueno momento para encontrar las especies en floración. Algunas son difíciles de detectar por su pequeño tamaño, como Baldellia alpestris, una especialista de humedales de montaña con una distribución muy restringida. Los pétalos blancos de esta planta duran muy pocos días, de modo que fue una suerte dar con algunas flores en su apogeo para poder llegar a identificarla con seguridad.

Otras especies singulares que hallamos fueron Sparganium angustifolium, con su hojas lacias flotando en el agua, y Callitriche palustris. Esta última
solo se había citado en Cebollera en la laguna La Chopera y en toda La Rioja en otros 2 sitios más.




20 especies de microorganismos hallados. A. Guillén
Otra sorpresa agradable fue descubrir, a través de Antonio Guillén, otra de la vida que esconden las aguas. Antonio acudió como participante pero es un especialista en microorganismos acuáticos, además de docente.

En las muestras de agua que recogió
halló 20 especies de las que nos mandó el montaje de fotos adjunto. Entre ellos Calycimonas physaloides que, según nos dijo, es la segunda cita en la Península y una de las pocas conocida para el occidente de Europa. Tesoros escondidos en los humedales de Cebollera.


Según Antonio Guillén las fotografías son a 400 aumentos con la técnica de contraste de interferencia (pinchar el montaje para verlo a mayor tamaño). De izquierda a derecha y de arriba abajo:
1- Tetraspora gelatinosa (Clorofícea no conjugada)
2- Eremosphaera viridis (Clorofícea no conjugada)
3- Pinnularia maior (Diatomea)
4- Pinnularia acuminata (Diatomea)
5- Fragilaria capucina (Diatomea)
6- Sellaphora laevissima (Diatomea)
7- Tetmemorus laevis (Désmido)
8- Euastrum didelta (Désmido)
9- Netrium digitus (Désmido)
10- Closterium navicula (Désmido)
11- Euastrum pseudotuddalense (Désmido)
12- Spirotaenia condensata (Désmido)
13- Micrasterias truncata (Désmido)
14- Euglena deses (Euglenófito)
15- Calycimonas physaloides (Euglenófito)* 2ª Cita Penísula Ibérica
16- Trinema enchelys (Rizópodo)
17- Hyalosphenia papilio (Rizópodo)
18- Nebela marginata (Rizópodo)
19- Paramecium bursaria (Ciliado)
20- Pseudocondylostoma setigerum (Ciliado)

domingo, 14 de enero de 2018

Humedales de montaña en el P.N. Sierra Cebollera 1

Cebollera y humedales glaciares. C.M. Aguilar Gómez
Dentro de las actividades de divulgación que organiza el P.N. Sierra de Cebollera, el pasado verano desarrollé una con el título de esta entrada del blog. El término humedal en Cebollera pude llevar a confusión a más de uno. En esta sierra no hay lagos o lagunas de aguas profundas y permanentes como los de la cercana Sierra de Urbión. Pero no por ello los humedales que se encuentran son menos importantes.

Muchos de los excursionistas que pasan por los “Hoyos de Iregua”,
en el mejor los casos, llegan a ver unos prados encharcados pero raramente conocen su valor. En esto son unos humedales muy discretos.


 

Atrapamoscas Drosera rotundifolia C.M. Aguilar Gómez
La actividad consistió en una charla en Villoslada y una excursión a las zonas altas del parque. Este espacio natural cuenta 10 turberas de origen glaciar, los llamados “Hoyos de Iregua”, y una laguna glaciar con aguas permanentes pero someras, "La Chopera”.

Gran parte de lo que se sabe de la flora y fauna de estos humedales viene un estudio realizado en 2003 en las sierras de Cebollera y Urbión. En aquel trabajo se hizo un inventario de humedales glaciares con posible interés para el Convenio Ramsar. A partir sus resultados se propuso y aprobó el Sitio Ramsar de las lagunas de Urbión en La Rioja. Sin embargo, los humedales de Cebollera quedaron algo olvidados.





Sphagnum típico de turberas. C.M. Aguilar Gómez.
El primero de sus valores es su singularidad geomorfológica ya que son restos del glaciarismo en la zona. En Cebollera se ha documentado que llegó a haber hasta 15 glaciares. Sus formas aparecen marcadas en el terreno. Circos rocosos, nichos de innivación, morrenas y derrubios han permitido reconstruir los lugares que ocuparon y el desarrollo que llegaron a tener. Algunos contaron con lenguas de hasta 2,5 kilómetros.

Otro de los valores de estos humedales es la presencia de especies de flora y fauna escasa y singular dentro de la región Mediterránea. En estas turberas son característicos los musgos Sphagnum que acumulan agua y son los responsables de mantener el suelo encharcado.





Callitriche palustris "En Peligro" C.M. Aguilar Gómez.
También es típico el brezo de turbera, Erica tetralix, y un par de plantas carnívoras como Pinguicola grandifolia y Drosera rotundifolia. Pero quizás la mayor singularidad en cuanto a flora, por estar catalogada “En Peligro” en la Lista Roja de Flora de España, es Callitriche palustris un planta acuática con muy pocas citas en La Rioja.

Una singularidad propia de las turberas es que favorecen la conservación de los restos vegetales, entre ellos los granos de polen. Por ello, el estudio de los mismos a través de la capa de turba, ha permitido conocer los cambios de la vegetación de la zona en tiempos históricos. En eso son como enormes libros que nos cuentan como fueron los paisajes en el pasado.

domingo, 7 de enero de 2018

En kayak al encuentro de la luna llena

En kayak bajo la luna 8-sep-2017. C.M. Aguilar Gómez.
Propósito del nuevo año: retomar algunas historias y viajes del 2017 que se fueron quedando sin su crónica en este blog. La primera de ellas será una salida nocturna en kayak tras una de las lunas llenas del pasado verano.

Con mis compañeros habituales de kayak, Carlos y Juan, había hablado hace tiempo de esta posibilidad. Debía ser en verano, por aquello del calor, la poca corriente y la vida que bulle en el Ebro. Pero con esos condicionantes no hay más de cuatro ocasiones cada verano para hacerlo. Que coincidiera, además, en fin de semana, sin nubosidad y con nuestra disponibilidad no era sencillo de cuadrar y había pasado bastante tiempo desde que la idea surgió por primera vez.



Recorrido ida y vuelta en el Ebro. C.M. Aguilar Gómez
En septiembre los “astros”, en este caso la luna, se alinearon con nuestra idea y tuvimos nuestra oportunidad. Convencí a Carlos, que no a Juan que luego se arrepentiría al contarle la experiencia, y nos echamos al río al atardecer.

Las lunas llenas de verano son una buena ocasión para poder recorrer el río de una manera diferente. Durante la noche, ya se sabe, una fauna despierta mientras otra descansa. Ya solo por estar ahí en ese momento y por el paisaje a luz de la luna bien merecería la pena. Decidimos recorrer un tramo del Ebro entre La Puebla de Labarca y Fuenmayor.





Árboles  "fantasmagóricos". Foto: C.M. Aguilar Gómez.
El tramo incluía una zona de aguas calmadas por la presencia de un azud, donde podríamos ver reflejada la luna. También una isla-soto para recorrer y cortados fluviales de areniscas. Muy completo para un tramo corto.

Al atardecer nos pusimos a navegar hacia el oeste para ver la caída de la luz. La noche era cálida, sin viento y con el silencio solo roto por las paladas y la quilla rompiendo la lámina de agua. Pronto la luz cayó y aunque, en un primer momento, encendimos las linternas pronto acostumbramos la vista y avanzamos sin ellas. Era más mágico y la luz del ocaso aún se reflejaba en el agua.



 
Alburno "saltarín nocturno". Foto: C. Aguilar.
En silencio agudizas la vista y el oído. En la ribera se oían las garzas. En estas fechas son frecuentes tras la dispersión de los juveniles de las colonias que hay en varios humedales del valle del Ebro. De repente sentí un palpitar en el cubrebañeras del kayak y me sobresalté. Encendí la frontal y ahí estaba un pequeño alburno (Alburnus alburnus) que había saltado fuera del agua y había ido a parar hasta mí.

Luego, al pasar junto a los cortados, nos sorprendimos al oír en varias ocasiones el ulular de un buho real en lo alto. Sí, ¡el gran duque! No son raros, pero oírlos cantar a comienzos de septiembre no me había sucedido nunca.




Carlos y yo en la isla, habrá que cenar ¿no? C. A.
Al llegar a la isla, cada rincón de sus playas y orillas era un lugar lleno de misterio a la luz de las linternas. En un momento oímos varios golpes en el agua. Eran castores (Castor fiber), esos que pueblan el Ebro desde unas sueltas ilegales hace algunos años. El golpear de la cola en el agua es su voz de alarma antes de sumergirse. Pero al rato salen a superficie y curiosean. Así varias veces hasta ver la cabeza de uno sobresaliendo a unos 20 metros. 

¿Y la luna se preguntará alguno? Pues tardó en estar por encima de nosotros un par de horas desde el atardecer. Y fue un espectáculo, así como la excusa perfecta para esta salida.


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