lunes, 19 de febrero de 2018

De nuevo, enseñando los sotos del Ebro en Alfaro 2

Adentrándonos en las madres. C.M. Aguilar Gómez.
Uno de los atractivos de este tramo del río son las llamadas madres del Ebro, unos brazos secundarios sin salida en los que la ribera te envuelve. Se suelen formar por corrientes de retorno tras una zona de agua rápida. Entramos en varias de ellas. 

En la primera madre el agua estaba tan clara que, con atención y sin movernos, podíamos ver algunos de los peces pasar por debajo de las embarcaciones. Y eso en el Ebro no es habitual ya que son aguas con bastante sedimento. La mayoría eran peces pequeños, en este río suelen ser cardúmenes de madrillas (Parachondrostoma miegii), alburnos (Alburnus alburnus) o alevines de barbos del Graells (Barbus graellsi).




Densa vegetación al final del verano. C.M. Aguilar Gómez.
También es posible observar peces mayores. Hubo quien, de repente y mientras contemplábamos el fondo, se sobresaltó al ver un gran pez pasando por debajo. Siluro, gritaron. Es posible, pero segundos antes una enorme carpa había cruzado bajo mi kayak.

Las carpas (Cyprinus carpio) son confiadas mientras boquean en las aguas calmadas y apenas se percatan de la embarcación hasta que estas encima. En las madres pudimos ver alguna de la vegetación que coloniza las orillas, como carrizos (Phragmites sp), bardanas (Xanthium strumarium), persicarias (Polygonum persicaria) o cáñamos de agua (Bidens frondosa).



Vitis vinifera subsp. sylvestris. C.M. Aguilar Gómez.
A finales del verano, con el estiaje, en las aguas quietas las plantas sumergidas alcanzan un gran desarrollo. Son comunes varios Potamogeton, el Cerathophylum demersum y, verdeando la superficie, las flotantes lentejas de agua (Lemna sp). Una planta que me gusta enseñar, porque la gente no la espera, son las parras de uvas silvestres (Vitis vinifera subsp. sylvestris).

Son plantas trepadoras que se alzan sobre los árboles de la ribera y que dan sus frutos a finales del verano. Época de vendimia. A diferencia de las cultivadas, estas son dioicas y las hay macho y hembra. Sin fruto y con frutos. Son fáciles de ver cuando cambian la hoja a rojo al comienzo del otoño y destacan sobre los fresnos y chopos.



Colonia de aviones zapadores C.M. Aguilar Gómez.
Sus racimos tienen unos granos pequeños que cuesta ver desde un kayak, pero en esta ribera hay un par de sitios que no defraudan. Continuamos el recorrido haciendo una parada bajo el puente del ferrocarril para presentar a los bivalvos que viven en el Ebro.

Entre las gravas la gente conoció la existencia de las náyades autóctonas, especies de hasta 15-20 cm como Anodonta anatina, Unio mancus y Potomida littoralis que viven enterradas en fondo. Y para terminar nos acercamos a una de las pocas colonias de aviones zapadores que se forman en este tramo. Visitamos unos taludes erosionados por las crecidas donde crían en sus "adosados". Los inquilinos hacía algún tiempo que los habían abandonado.

domingo, 11 de febrero de 2018

De nuevo, enseñando los sotos del Ebro en Alfaro 1

Recorriendo el Ebro en Alfaro. C.M. Aguilar Gómez.
Por segundo año, los educadores ambientales que llevan la interpretación de la Reserva Natural de los Sotos del Ebro en Alfaro se pusieron en contacto conmigo para guiar un recorrido por el río. Querían repetir la visita que en 2016 hicimos con embarcaciones neumáticas.

Como ya he comentado por aquí otras veces, acercarse al Ebro y descubrir por primera vez su naturaleza desde el agua es casi una “revelación”. Tal vez por eso no me sorprendió la gran aceptación que tuvo aquella actividad y que en 2017 quisieran volverla a incluir entre las actividades de la Reserva.






Playas con Lythrum salicaria. C.M. Aguilar Gómez.
En esta ocasión introducimos tres balsas de rafting, con sus respectivos monitores, a las que yo me encargaba de guiar con el kayak. Este número de embarcaciones es el límite máximo para que la actividad pueda centrarse en su objetivo, el descubrimiento de fauna y flora de los sotos. Desde el agua la visión es muy distinta a la habitual de un paseante.

La cita fue el 2 de septiembre, una fecha donde ya han terminado de criar las aves, pero aún con bastante actividad en las riberas. La vegetación acuática presenta, además, un gran desarrollo y es posible reconocer gran número de especies. 







Atentos a todo lo que sucede. C.M. Aguilar Gómez.
Nos introducimos en el río en el meandro de El Estajao y nada más comenzar tenemos una buena visión de las riberas pobladas por chopos, fresnos y sauces. En las playas y orillas destacan los herbazales sumergidos de Paspalum paspalodes y las rosadas inflorescencias de la salicaria (Lythrum salicaria).

En este tramo empiezan a verse las primeras rapaces del trayecto. En esta ocasión vimos varios busardos ratoneros en vuelo que desde el río la gente los disfruta el doble. También un águila calzada posada en unos árboles de El Sotillo, tan confiada, que pudimos acercarnos y observarla sin que llegara a levantar el vuelo.




Boca de madriguera de castor. C.M. Aguilar Gómez.
Entre el Sotillo y la desembocadura del río Alhama es un buen lugar para observar algunos rastros de los castores que ocupan este tramo. La población del Ebro se formó por sueltas ilegales de ejemplares en 2003 y, a día de hoy, ya han logrado establecerse en amplios tramos del río Ebro en La Rioja, Aragón, Navarra, Álava y varios de sus afluentes.

Los castores crían en los taludes de la ribera y hacen túneles bajo el agua para acceder a sus madrigueras, secas, pero ocultas bajo tierra. Con el estío algunas bocas quedan emergidas y visibles. Y eso es lo que pudimos descubrir prospectando la ribera.

viernes, 2 de febrero de 2018

Libros 2017

Un año más toca hacer balance de los libros por los que he transitado a largo de los 365 días de 2017. Libros y autores anotados hace tiempo a los que me he acercado por primera vez, como a Frank Westerman, un autor viajado al estilo de Ryszard Kapuscinski  y que para mí ha sido una sorpresa con “El negro y yo. Tras las huellas del bosquimano de Kalahari, el negro de Banyoles”. 

Pero no todos los autores son novedad. De poco en poco hay que volver en busca de esos "clásicos personales" de los que aún me queda mucho por leer, como del naturalista Gerald Durrell, del biólogo Edward O. Wilson o del fabuloso Jack London y sus estremecedores relatos del ártico.



Por aquí dejo todos esos libros, esos temas que, con la extensión necesaria, dedicación y el mimo de sus autores, solo encontraras “negro sobre blanco” en las páginas impresas de un libro.

-Encuentro con lobos. Víctor J. Hernández (Ed).
-Murciélagos dorados y palomas rosas. Gerald Durrell.
-El ritmo perdido. Sobre el influjo negro en la canción española. Santiago Auserón.
-El sentido de la existencia humana. Edward O. Wilson.
-Libre y salvaje. La gran aventura de la vuelta al mundo a pie. Ignacio Dean.



-Espíritu libre: vida de un escalador. Reinhold Messner.
-Mamut. La historia secreta de los gigantes del hielo. Richard Stone.
-Tierra. Ciencia, aventuras y sorpresas de un viaje alrededor del mundo. Xurxo Mariño.
-Por el mar de Cortés. John Steinbeck.
-Muerte accidental de un anarquista. Darío Fo.
-Relatos de Alaska. Jack London.
-Mi padre, El Capitán Jacques-Yves Cousteau. Jean-Michel Cousteau.
-Cómo cazar a un naturalista aficionado. Gerald Durrell.
-El Negro y yo. Tras las huellas del bosquimano de Kalahari, el negro de Banyoles. Frank Westerman.
-El último cuaderno. José Saramago.
-Pura anarquía. Woody Allen.
-Vivir en la realidad. Sobre mitos, dogmas e ideologías. Gonzalo Puente Ojea.


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