sábado, 15 de febrero de 2025

Laberinto mar. Un viaje por la vida y la historia de nuestras costas (libro).

Mi primer libro de 2025 ha sido este de Noemí Sabugal. Salido de imprenta hace solo unos meses y la estupenda Biblioteca de La Rioja ya lo había adquirido para su catálogo. La idea de reunir en un solo libro todo lo relativo al mar y las costas españolas me pareció una propuesta interesante cuando ojeé el ejemplar.

A lo largo de varios años Noemí indagó y leyó historia y literatura marina, recorrió puertos, costas, museos y se entrevistó con todo aquel que tuviera algo que contar. Desde todas las perspectivas: histórica, social y natural. Por todas las geografías: del litoral peninsular, Atlántico y Mediterráneo, a los insulares de Canarias y Baleares.

Con todo ello ha hecho una narración saltarina y fluida que va de aquí para allá, de costa a costa, sin la atadura de un itinerario concreto, dejándose llevar a donde le conduzca el relato. Por sus páginas pasan oficios, industrias, aficiones, huidas, supervivientes y ladrones de tesoros. También náufragos, piratas, nadadores, narcos, balleneros, arrantzales, ornitólogos, mariscadores y oceanógrafos.

Una lectura, como otras de mar, que a mí me gustan para el invierno, cuando al desamparo de la intemperie, el viento y el salitre uno contrapone el confort y el calor del hogar. Un relato que he aderezado con mis propias imágenes marinas, las de muchos recorridos por las costas ibéricas e insulares, de las que traigo aquí abajo algunas fotos..

Laberinto mar. Noemí Sabugal. Alfaguara 2024. 379 pp.

La costa árida del Cabo de Gata es uno de los pocos tramos del litoral mediterráneo español que se ha librado del proceso que Noemí Sabugal denomina legolización el apilamiento de ladrillos como si fuera un juego de Lego para construir hoteles y apartamentos. Aun así la amenaza sigue, como la del hotel Algarrobico, en Carboneras, paralizado desde hace dos décadas y símbolo de las construcciones ilegales junto al mar. El Plazayo y Rodalquilar. P. N. Cabo de Gata (Almería). Foto: César María Aguilar Gómez.

El puerto de Burela (Lugo) es uno de los que todavía mantiene una importante actividad en el mar Cantábrico. De allí parten barcos para pesquerías de bajura y los que van a Gran Sol. Barco bonitero Reina del Carmen, un barco amarrado en el puerto cuya visita merece la pena, sobre todo si, como a nosotros, te lo explica un marinero de verdad que usó y conoce todo lo que el barco contiene. Foto: César María Aguilar Gómez.

«Allí donde más rompe la ola, donde las aguas se oxigenan más, es donde crecen los percebes que los percebeiros arrancan con la ferrada, una especie de lanza con una hoja cortante de  hierro o acero que sirve para despegarlos de las rocas (...). En las lonjas gallegas se venden cada año más de doscientas toneladas de percebe, con unos ingresos que se acercan a los nueve millones de euros», Laberinto mar,  Noemí Sabugal. Percebes (Pollicipes pollicipes). Ribadeo (Lugo). Foto: César María Aguilar Gómez.

Maqueta de la nao San Juan, embarcación ballenera encontrada en 1978 en Terranova, estudiada por arqueólogos canadienses y que es el barco del siglo XVI mejor conservado del mundo. La nao original fue construida en Pasaia y actualmente la asociación Albaola ha creado un astillero-museo para construirla de nuevo con técnicas y materiales de aquella época. Ilustración de la exposición del museo. Pasaia (Gipuzkoa). Foto: César María Aguilar Gómez.

Hasta 1985 se mantuvo en España una industria para la caza de ballenas, en 1986 entró en vigor la actual moratoria. Imagen del despiece de un rorcual (Balaenoptera sp) en 1965 en la factoría de Morás (Lugo). Imagen expuesta en el Museo Provincial do Mar, San Ciproán (Lugo). Foto: César María Aguilar Gómez.


Amaneciendo frente al faro de la isla mayor de Las Columbretes, un cráter volcánico parcialmente sumergido situado en el Mediterráneo entre el litoral de Castellón y las Islas Baleares. Reserva Natural Islas Columbretes. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

A finales de septiembre crecen los pollos del halcón de Eleonora​ (Falco eleonorae) gracias a las capturas que hacen los adultos de pequeños pájaros migradores que atraviesan el Mediterráneo hacia África. Esta rapaz retrasa su reproducción para hacerla coincidir con este maná alimenticio. Reserva Natural Islas Columbretes. Foto: César María Aguilar Gómez.

Linterna del faro situado en el cabo Estaca de Bares, el lugar más al norte de España, un entrante de tierra con acantilados sobre el Cantábrico frente al que cada año pasan en migración más de un millón y medio de aves marinas. Desde aquí se censa el paso junto a la costa de alcatraces, págalos, charranes y pardelas. La Coruña. Foto: César María Aguilar Gómez.

A pie de puerto, las capturas que los hombres hacían en el mar daban trabajo a las mujeres en la industria conservera. Escudo en el edificio de la antigua fábrica de conservas Ártica. Cariño (La Coruña). Foto: César María Aguilar Gómez.

En las praderas de Posidonia los cardúmenes de salema (Sarpa salpa) ramonean los frondes de sus hojas y los invertebrados que sobre ellas crecen. P.N. Cabo de Gata (Almería). Foto: César María Aguilar Gómez.


















domingo, 9 de febrero de 2025

Búhos reales en la ribera del Ebro

Encuentro casual, en febrero, con un búho real (Bubo bubo) en el interior de un soto de ribera. Las "orejas" tiesas, esas dos plumas que le salen de la cabeza, y el par de ojazos, rojos anaranjados, completamente abiertos delatan su inquietud por verse descubierto. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

Hace más de tres décadas, cuando empezábamos a salir al campo a ver aves, ver un búho real en La Rioja era todo un premio. Esta nocturna, como otras muchas grandes rapaces ibéricas, empezaba a remontar tras décadas de persecución humana. No es de extrañar que, para criar, las parejas se hubieran tenido que refugiar en los cantiles más inaccesibles.

Cada año, a partir de diciembre, acudíamos al atardecer a esos lugares llenos de expectativa. Si oíamos su ulular al ponerse el sol ya nos volvíamos más que satisfechos. Ya ni te cuento si lográbamos ver su silueta, posado o en vuelo, sobre las peñas. Quizás para entonces la especie estaba ya recuperando sus poblaciones, pero nosotros solo los buscábamos en sitios recónditos. Tal era el mito del "Gran Duque".

Con el tiempo y la recuperación del conejo en el valle del Ebro, su presa principal por aquí, descubrimos que les empezaba a ir relativamente bien. Al menos para las densidades que puede alcanzar un superdepredador en la naturaleza donde, por definición, las especies situadas en la cúspide de la cadena alimentaria deben ser escasas. Y esta recuperación fue de forma natural, sin más ayuda que la mejora de sus presas y del "cese de hostilidades" por parte del hombre. Qué no es poco.

En el valle del Ebro conocíamos varios territorios en los cortados fluviales. Allí eran más fáciles de detectar que en otros sitios, sobre todo cuando los pollos, ya crecidos, se asomaban a la entrada de las oquedades donde habían nacido. La "Mikkola", la guía de rapaces nocturnas de Europa que manejábamos, hablaba de lugares de reproducción insólitos para nosotros. Aseguraba que podían criar en cualquier lugar, hasta en el propio suelo. Nos costaba creerlo. 

Con el paso de los años tuvimos que dar la razón a Mikkola. Vimos que, si los dejaban y si contaban con presas suficientes, los búhos no dependían tanto de los grandes cortados como habíamos pensado. Se nos cayó el mito del ave rupícola. Lo era, sí, pero más por necesidad que por "principios".

Estas reflexiones vienen al caso porque en mis años por el Ebro los encuentros con estos búhos han sido cada vez más frecuentes. Sin buscarlos, por pura casualidad, en pleno día, donde no los esperaba. Ejemplares criando en escarpes fluviales diminutos por los que pasaba con el kayak o aves que descubría descansando sobre árboles internándome a pie en la espesura de la ribera.

Visto su oportunismo, no sería raro que ya estén criando en los nidos de rapaces forestales que quedan vacíos en invierno. Porque, como buen "señorito" o "duque", lo de construir nidos no va con él, sino que ocupa cualquier oquedad, en los cortados, o usa los nidos de otras aves cuando están disponibles. Comprobar si así ocurre en los sotos se vuelve difícil en este medio, más que el seguimiento que hacíamos de sus territorios de los cortados en los noventa.

La próxima vez que te adentres en un ribera del Ebro recuerda que es posible que haya unos ojos rojos ahí arriba observándote. Quizás no lo veas, pero saber que un búho real puede llegar a ocupar también estos ambientes añade un encanto adicional a los sotos de este río.

Durante un rato, el ejemplar de búho real (Bubo bubo) de este encuentro confió en su quietud y en la capacidad de su plumaje para desdibujarle entre las ramas del álamo blanco (Populus alba) donde descansaba. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

Este ejemplar de búho real dormileaba un soleado día de invierno en una ribera de chopos del Ebro y, al oír pasos en el sotobosque, salió con su vuelo silencioso y pesado hacia el cortado fluvial de yesos que había en la orilla de enfrente a refugiarse en sus oquedades. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.


Este pollo de búho real observaba desde la pequeña repisa donde había nacido, a escasos metros sobre el agua, el kayak que se aproximaba por el río un soleado día de julio. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

Ficha del búho real (Bubo bubo) de la Guía de las Aves de La Rioja publicada en 2022. https://www.larioja.org/medio-ambiente/es/publicaciones/monografias/guia-aves-rioja

Ficha del búho real (Bubo bubo) de la Guía de las Aves de La Rioja publicada en 2022. https://www.larioja.org/medio-ambiente/es/publicaciones/monografias/guia-aves-rioja



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