martes, 13 de marzo de 2012

Tierra de pinares 2 La peña del duro

Afloramiento rocoso peña del duro. Foto: C. Aguilar
Otro de los sitios que tenía ganas de visitar en la zona y que me llamó la atención cuando encontré información de él, era una curiosa roca con grabados que llaman la peña del duro. Tenía guardada la reseña del sitio desde hace tiempo y aproveche el fin de semana por la zona para acercarme a él. El lugar me ha parecido realmente curioso y “mágico”. Los grabados no son muy antiguos, poco más de un siglo los primeros,  pero tienen una historia peculiar detrás. Están situados en un afloramiento rocoso similar a los de las necrópolis que había estado viendo en los pinares. La comarca donde se encuentra la peña está colindante con Tierra de Pinares, aunque no es exactamente igual. El término municipal donde se sitúa es Cidones aunque para acceder a ellos es necesario acercarse por una pista que sale de Oteruelos.



Reverso de un duro alfonsino. Foto: C. Aguilar
Una de las rocas del bosquete de robles del término municipal es la que llaman la peña del duro y es donde aparecen concentradas todas las inscripciones. No todas se ven a primera vista y hay que prestar un poco de atención para ir descubriéndolas poco a poco. Desde que se tallaron, los líquenes y el tiempo han ido desdibujando las incisiones y es necesario aguzar la vista. Los grabados se sitúan en vertical solo en una de las caras del afloramiento rocoso. Al estar orientados hacia el norte la mayor parte del día están en sombra lo que no facilita contrastes de luz para verlos mejor. Pero empecemos por el principio, la peña del duro recibe ese nombre porque es la inscripción de un duro la que primero se ve. Se trata del reverso de una moneda de 5 pesetas, o duro, de la época de Alfonso XII de un metro de diámetro. Se sitúa en el centro del “retablo” en el que se distribuyen el resto de grabados de la roca.



Grabados de los zorros repasados. Foto: C. Aguilar
Para saber quien fue el autor del trabajo solo hay que buscar una de las inscripciones donde dice “Por la gracia de Dios. Julián Pérez y Pérez de Ocenilla grabó esta piedra, a los 19 y 62 años en 1878 y 1921”. Parece ser que empezó a grabarla de joven siendo pastor en estas majadas,  luego se hizo guardia civil y salió del pueblo, para regresar de mayor cuando concluyó el trabajo. De todo lo que dicen que se ve, además del duro alfonsino, conseguimos ver todas las ilustraciones salvo una. Entre las que fuimos encontrando poco a poco, está el autorretrato de Julián vestido de guardia civil, dos zorros, un triangulo divino con ángeles arrodillados a ambos lados, varias cruces, una balanza de pesar con lo que parecen es una pluma y una espada a un lado y a otro, una calavera debajo, un diablo con tridente y un águila que agarra con una pata una bolsa de monedas y con otra una calavera. 



Algunas frases legibles. Foto: César Aguilar
Además hay varios dibujos geométricos poco concisos y desdibujados que parecen de la primera época ya que están menos ordenados. Lo que no conseguimos ver fue un autorretrato de Julián de joven, creemos que debería estar entre esas primeras donde el trazo es más impreciso. En general todas las inscripciones están enmarcadas dentro de cenefas, expuestas a modo de retablos y con numerosas frases difíciles de seguir por el transcurrir del tiempo, aunque se entienden palabras sueltas. Parece que son frases morales ya que en su trabajo de guardia civil dicen los estudiosos que se dedicó a la lectura de la biblia, de ahí el tipo de escritos y muchos de los dibujos. En general me ha parecido un sitio curioso, fácil de encontrar pero que no está señalizado, de modo que ya solo su hallazgo en el bosque ya añade encanto al lugar.

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