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Iratxe al final del barranco de Malpaso. C. Aguilar |
Un sito muy agradecido para conocer algo de la vegetación de los valles y barrancos del interior de la isla, es el Barranco de Malpaso al que se puede acceder desde Haría. Esta última localidad tiene además en su entorno un palmeral disperso de palmera canaria (Phoenix canariensis) muy pintoresco. También, no muy lejos está el volcán de la Corona que me quedé con ganas de visitar. Pero volviendo al valle de Malpaso, en él se suceden bancales tradicionales de cultivo, vegetación natural y algunos de los escasos pinos canarios (Pinus canariensis) que pueden verse en la isla. En realidad no son originarios de Lanzarote sino que fueron introducidos desde otras islas, pero a su amparo se ven con más facilidad algunas aves con querencia forestal que no tienen mucho hábitat en la isla.
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Cyanistes caeruelus deneger. César Aguilar |
Una de ellas es el canario (Serinus canaria), la forma silvestre de la especie que se cría en cautividad para canto, que es un endemismo macaronésico. Hasta hace algunas décadas los canarios no estaban presentes en las islas orientales como en esta de Lanzarote, aunque ahora parece que ya se han asentado en ellas. Otra ave más o menos forestal, con poco hábitat en la isla y que pude ver ahí, fue la subespecie de herrerillo común (Cyanistes caeruelus deneger). Es una subespecie que se diferencia bien de la que tenemos en la Península Ibérica, aunque es similar a las subespecies de las otras islas canarias y a los herrerillos del norte del África. La típica boina azul que vemos en la subespecie nominal, en estos herrerillos es más oscura, casi negra, así que llama bastante la atención.
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Sylvia conspicillata orbicularis. César Aguilar |
Otra ave muy abundante, en cualquier matorral de la isla es la curruca tomillera (Sylvia conspicillata orbicularis). En La Rioja la tomillera suele ser un ave escasa aunque bien distribuida por las zonas áridas del Valle del Ebro, así que verla en Lanzarote en tal abundancia y tan conspicua es siempre un placer. Se me ocurre que su abundancia es debida a que es una de esas pocas aves que han triunfado en la isla y que ante la falta de competencia de otras especies similares, ha ampliado bastante su nicho ecológico. Pero además de aves en el barranco de Malpaso se veían algunas plantas con vistosa floración como la umbelífera Ferula lancerottensis de gran porte y que está incluida en el catálogo de especies amenazadas de Canarias.
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Umbelífera Ferula lancerottensis C. Aguilar |
Otra especie catalogada que había por allí era la cerraja de risco (Sonchus pinnatifidus), que es muy ramoneada por el ganado y de la que encontramos algunas plantas también floridas. Además de arbustos como las típicas tabaibas (Euphorbia sp), bien distribuidas por toda la isla, encontramos en ese barranco otras plantas como los Aenonium que son comunes en los malpaíses de lava. Son un tipo plantas de la familia de las crasulaceas que crecen principalmente en Canarias y que presentan unas características rosetas de hojas. Las tenemos vistas en macetas de muchas localidades del mundo, en sitios soleados y sin heladas, principalmente de costa. Los Aeonium son un buen ejemplo de radiación adaptativa en la colonización de las islas, ya que han dado lugar a un buen número de especies endémicas a lo largo de todas las Canarias.
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Varias especies de flora. Fotos: César Aguilar |
Ya por último, hubo otras dos plantas que me llamaron la atención en el paisaje. Unas eran unos cardos arbustivos que llaman cardo de cristo (Carlina salicifolia), con hojas muy peculiares para ser cardos y que aún tenían los capítulos del año anterior secos. Las otras era unas pequeñas flores de la familia de los iris que estaban recién florecidas con un llamativo azul, Romulea columnae. En definitiva un paseo de lo más agradable que no hay que perderse sobre todo en época de floración.
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