Nauplio y sus buganvillas. Foto: César Aguilar |
Aladiernos (Rhamnus alaternus) C. Aguilar |
El paisaje de esta zona tiene algo de familiar, aunque sea la primera vez que hayas estado. Es el ecosistema mediterráneo por naturaleza y de eso tenemos buena representación en la Península Ibérica. La vegetación es conocida, o al menos a primera vista eso parece, pues ves plantas que crees reconocer pero que, a veces, no son las mismas sino otras muy similares. Me pasó al ver unos arces (Acer sp) en un paseo, que luego al mirarlos con más detalle ví que tenían las sámaras de las semillas rojas, algo que no pasa en ninguno de nuestra Península, aun no he sabido que especie era. Las sierras son calizas y cubiertas de un matorral bajo de coscojas (Quercus coccifera) y encinas (Quercus ilex), con pinos que parecen Pinus halepensis y que se entremezclan con pequeños cultivos de secano como olivos y almendros.
Entre los matorrales había jaras como el Cistus crispus o aladiernos (Rhamnus alaternus). A finales de mayo la floración primaveral aún aguantaba algo pero no demasiado y ya se veían muchos herbazales agostados a esas alturas. En cuanto a las aves mucho mediterráneo: curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) y carrasqueña (Sylvia cantillans), golondrina daurica (Hirundo daurica) y vencejo real (Apus melba) en los peñones. Entre las novedades estaba la corneja cenicienta (Corvus corone cornix) y el trepador rupestre (Sitta neumayer). Por la noche también muchos autillos (Otus scops), mochuelos (Athene noctua) y chotacabras grises (Caprimulgus europaeus).
Todo ello sin ir específicamente a buscar ninguna
especie, solo llevando los prismáticos a mano y yendo un poco atento por
los paisajes que fuimos recorriendo. En los días
que pasamos por la zona de Nauplio aprovechamos para visitar a unos
amigos de La Rioja que viven desde hace unos años viajando en un barco
por las islas griegas, Toño y Angela. Cuando les llamamos, casualmente acababan de llegar a la bahía de Koilada a
solo una hora de Nauplio, así que fuimos a buscarles. Allí nos
enseñaron su modo de vida en el Allioth, su velero, y disfrutamos con
ellos de un atardecer rojo incendiario alucinante, algo que ellos tienen
la suerte de ver casi a diario desde su barco.
Cuando
subimos al barco con la zodiac me comentaron que esa misma tarde habían
visto tortugas en la bahía, así que no quité ojo a la lámina de agua
hasta que dí con una de ellas. Fue solo la cabeza de una tortuga boba (Caretta caretta)
que salía a respirar, pero para mí no pudo ser más emocionante ya que
nunca había visto una. Luego por la noche junto con otra pareja de
españoles que acababan de llegar en velero a la bahía, cenamos en el
Allioth. Vaya disfrute oír sus historias de navegación por las islas
griegas, el sueño de cualquiera. Una vida que para ellos solo es posible con un día a día completamente austero y de muy bajo consumo, la receta para hacer durar el sueño.
Cistus crispus. Foto: César Aguilar |
Puesta de sol en la costa de Koilada. C. Aguilar |
Embarcando en el Allioth con Toño. C. Aguilar |
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