domingo, 21 de julio de 2013

Sudáfrica 13 (2012) Reservas de Umkhuze y Hluhluwe-Imfolozi

Comprobando el vado en Umkhuze. Foto: Javier Robres.
Las dos últimas reservas de fauna que visitamos en Sudáfrica fueron Umkhuze  y Hluhluwe-Imfolozi. En la primera solo estuvimos un día de visita, un recorrido de ida y vuelta desde Sta Lucía y se trataba de una reserva muy tranquila donde apenas nos encontramos a nadie. El acceso fue por una zona del "África profunda", pistas de tierra, zonas montañosas y pequeñas poblaciones con cabañas tradicionales. Todo ello en un paisaje verde con montes llenos de aloes arbóreos y euforbias tremendas. Tras más de una hora de aproximación por unas pistas con ríos desbordados, dudábamos que estuviéramos en el buen camino de acceso. Al final, y ya dentro parque, como sucede en el resto de espacios naturales los caminos estaban muy bien mantenidos para un coche normal.



Leopardo en Umkhuze. Foto: César María Aguilar Gómez.
Durante todo el día en Umkhuze apenas nos cruzamos con un par de coches. Fue una reserva donde la suerte nos acompañó. En solo un día dimos con el cuarto leopardo del viaje y además encontrado por nosotros solitos, ¡qué mayores!. El paisaje era bastante parecido a una dehesa del sur de España, arbolado aclarado y pastos altos, aunque quizás con más zonas abiertas que el Kruger. Del resto de grandes herbívoros la misma abundancia que en otros lugares.  Lo que ocurre es que llega un momento en que después de tantos días por reservas en Sudáfrica todo te sorprende menos, pero el sitio era espectacular. Aún así, para nosotros fue una muy buena opción de visita, se trataba de un lugar poco divulgado y tranquilo.



Reserva Hluhluwe-Imfolozi. César María Aguilar Gómez.
La última de las reservas que visitamos en la zona fue Hluhluwe-Imfolozi, una de las más antiguas del país. A ella le dedicamos dos días con una noche alojados dentro que aprovechamos para hacer una salida nocturna. Es muy habitual que en casi todos los campamentos te ofrezcan hacer salidas con focos para tratar de ver especies que no se ven de día. A lo largo del Kruger hicimos unas cuantas. No fueron todas las noches, pues estábamos agotados, pero sí unas cuantas. Igual que por el día, ver fauna es una cuestión de suerte y hubo noches con muy poco movimiento y otras con más. La salida del Hluhluwe-Imfolozi era la última que haríamos, así que aún no perdíamos las esperanzas de ver algo nuevo.



Búho Bubo africanus. César María Aguilar Gómez.
Esa noche, a parte de los animales que pudimos ver por el día, y a los que no dábamos ya demasiada importancia, tuvimos algunas sorpresas. En concreto dos especies de rapaces nocturnas, el búho africano (Bubo africanus) que habíamos visto en otra salida anterior en el P.N. Kruger y el búho del Cabo (Bubo capensis) que, aunque en el momento no lo apreciamos con los focos, las fotos que hicimos permitieron identificar bien que se trata de esa especie. También ocurrió algo insólito esa noche y fue ver cómo el guía consiguió atraer una cría de rinoceronte negro desde bien lejos. Mientras le manteníamos los focos, comenzó a hacer un ruido con la boca como quien llama a un perrillo y nosotros pensando que desvariaba. Para nuestra sorpresa el animal acabó acercándose a escasos metros, ¡y pensar que era la misma especie esquiva del Kruger!



Precursores de la conservación en Imfolozi
El Hluhluwe-Imfolozi fue una de las reservas más montañosas que visitamos y también, como las demás, muy muy forestal. Aún así, en ella el uso del fuego parecía más habitual que en otras para modelar el paisaje. Así lo explicaban en carteles divulgativos para hacer comprender aquellos claros a los visitantes. La zona fue habitada desde antiguo y se halla en el corazón de las tierras más tradicionales de la nación zulú. Recorriéndola nos llamó la atención la gran densidad de rinocerontes blancos que había. Allí, al parecer, los que se pueden ver son los originales del propio lugar no como en otras reservas donde los han ido introduciendo en distintos proyectos. Esta reserva fue además el lugar donde ya expliqué anteriormente que nos dio un buen susto una hembra de elefante. Una carga de la que salimos sin percances por los pelos. Un broche de adrenalina para nuestro final del viaje sudafricano.

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