sábado, 22 de marzo de 2014

Transiberiano 8 (2013) Hustai y los caballos de Przewalski

Rebaño de Equus przewalski Foto: C.M. Aguilar Gómez
El primer destino en Mongolia fue el parque nacional Hustai donde pudimos contemplar los caballos de Przewalski (Equus przewalski), la única especie de équido no domesticado que ha sobrevivido hasta nuestros días. Aunque bien cerca estuvo de extinguirse. Desde antiguo los rebaños de caballos salvajes fueron habituales en toda la estepa euroasiática pero, poco a poco, fueron desapareciendo. El aumento la población humana, su caza y el incremento de los bosques tras la última glaciación los arrinconaron a hábitats marginales. En las pinturas rupestres de la Cordillera Cantábrica ya aparecen representados unos caballos con morfología idéntica a los actuales Przewalski de Mongolia.




Hembras de Equus prezewalski. C.M. Aguilar Gómez.
Los huesos hallados en algunas cuevas cantábricas han permitido saber que, en realidad, los caballos pintados eran de la misma especie de los que quedan en Mongolia. Caballos de crin erecta, patas negras y hocico blanco. Su nombre se lo deben a Nikolai Przewalski, un explorador ruso que a finales del siglo XIX encontró en Mongolia caballos sin domesticar de los que no se tenía referencia hasta entonces. Más tarde, a comienzos del siglo XX, zoológicos de distintos países se interesaron por ellos y capturaron muchos ejemplares en sucesivas expediciones. Su persecución hizo que las manadas salvajes comenzaron hacerse cada vez más raras.





Estepa arbolada. P.N. Hustai. C.M. Aguilar Gómez.
En su declive también influyó la competencia con las manadas domesticadas y otros rebaños ganaderos por los mejores pastos y abrevaderos. A partir de 1968 dejaron de verse caballos de Przewalski en estado salvaje. Por suerte, para entonces ya se había adquirido la conciencia de tratar de recuperar la especie en su hábitat y en los zoológicos aún había ejemplares. Comenzó así un proyecto de cría en cautividad entre varios zoológicos con una población inicial de solo 12 ejemplares que permitió comenzar a reintroducir a la especie en su hábitat en 1992. El lugar elegido fue el parque nacional Hustai donde hoy ya se pueden ver en libertad varios cientos de caballos que se han adaptado con éxito.




Collalba Oenanthe isabellina. C.M. Aguilar Gómez.
Muchas de las estepas de Mongolia son "paisajes culturales" donde el hombre a ampliado los pastos de las zonas bajas con su ganado. Eso es así especialmente en las estepas boscosas que son la transición entre la taiga y la estepa más seca, donde ya las precipitaciones solo permitirían la existencia de pastos y algunos arbustos. El Hustai era una de esas estepas boscosas.  Con la menor presión del ganado doméstico, por la protección del parque, aparecían en las zonas altas bosquetes de varias especies de abedules raras de ver en otros sitios. Allí es donde vimos las manadas de caballos. La estructura social separaba a los animales en dos tipos de grupos, harenes de hembras con crías y un macho por un lado, y manadas de machos jóvenes por otro.



Micromamífero tipo suslik, ¿sp?. C.M. Aguilar Gómez.
Aunque pasamos poco tiempo en el parque, los recorridos por él me sirvieron para empezar a familiarizarme con algunas de las especies de aves. A diferencia de los bosques de la taiga, aquellos paisajes eran bastante agradecidos para las aves. Vi las primeras rapaces de las zonas abiertas como el águila esteparia (Aquila nipalensis) y el busardo calzado (Buteo lagopus), pequeñas aves como la collalba de isabel (Oenanthe isabellina) o las espectaculares grullas damiselas (Antropoides virgo). Y correteando por el suelo marmotas (Marmota bobac) y varias especies de roedores pequeños tipo suslik difíciles de identificar y rápidos en huir por sus sendas entre el pasto.

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