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Interior de la capilla románica. C.M. Aguilar Gómez. |
El lugar troglodita de Jonás es un curioso poblado de la Edad Media que se localiza cerca de la población Saint Pierre Colamine, en la región de Auvernia. El sitio aprovecha un cortado de origen volcánico, relativamente fácil de horadar, con amplias vistas sobre un valle cubierto de bosques, sebes y pastos. A lo largo del tiempo se fueron tallando en el cortado numerosas estancias con diferentes usos: una capilla románica, viviendas y una fortificación-castillo incrustada en la misma roca. Se pueden encontrar hasta sesenta cavidades talladas a diferentes alturas del cortado. Puedes visitar muchas de ellas aunque otras han colapsado con el paso de los siglos desde que se abandonó el poblado.
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La negación de Pedro en el techo. C.M. Aguilar Gómez. |
Parece ser que el origen del poblado se
debe a la presencia de una pequeña comunidad de monjes en un oratorio del siglo
IX que luego se convirtió en capilla en el siglo X. La capilla románica es quizás lo
que más llama la atención en un primer momento. En 1706 una parte del tempo colapsó por la
inestabilidad del cortado y sufrió algunos cambios como refuerzos de muros y algunos
pilares para evitar un deterioro mayor. En el interior de la capilla se
encuentran algunos frescos de gran interés. Hay cinco escenas
sobre el techo, entre ellas la negación de Pedro y el canto del
gallo que es una de las que tiene una mejor conservación con un color más vivo y el trazo más completo.
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Exterior del castillo rupícola. C.M. Aguilar Gómez. |
Tras la primera etapa de ocupación del cortado se
instala en el siglo XII un noble feudal, Jonás, que proporciona protección a
los monjes y favorece el asentamiento de campesinos. Se
trata de una época convulsa donde se busca la protección del cortado.
La fortificación del señor feudal es para mí lo que tiene más atractivo del
lugar. Aunque lo que se ve hoy no es gran cosa, hay que tener en cuenta que
solo se ha mantenido lo que ha quedado excavado en la roca. Nada de la estructura
adosada al exterior se ha mantenido. Según cuentan, el conjunto tenía el
aspecto de una torre de piedra fortificada de cuatro plantas con una estructura
de madera en lo alto para su defensa.
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Escaleras talladas en la roca. C.M. Aguilar Gómez. |
En el interior del castillo impresionan las escaleras
entre las diferentes plantas. Las escaleras de caracol son habituales en los
accesos a torres de castillos e iglesias, pero hay que tener en cuenta que
éstas de aquí, aún con el mismo aspecto, no son hechas de sillares a medida ¡están
talladas dentro de la roca! En el castillo se pueden ver también varias
estancias con distintas funciones. En aquella época las
habitaciones rupícolas tampoco permitían muchas comodidades a un noble. Había poco
margen para lujos. Es por ello que cuando la función defensiva perdió
importancia, la nobleza consideró el castillo demasiado austero para sus gustos
y lo abandonó.
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Vistas del valle desde el castillo. C.M. Aguilar Gómez. |
Ver este castillo me ha ayudado a
comprender mejor algunas fortificaciones rupícolas presentes en La Rioja Baja como el castillo de Inestrillas, que agonizan sin que nadie se preocupe de recuperarlo. También
me ha servido para ver el reciclaje de las estancias con el paso del tiempo. En este castillo
de Jonás la última planta fue reconvertida de espacio defensivo a palomar. Algo parecido dicen que sucedió también en muchas de las cuevas-palomares que vemos hoy en día en el valle del
Cidacos (La Rioja), solo que esos a apartir de oratorios y monasterios rupícolas altomedievales. El paso de los años
cambia las necesidades y lo que hoy parece una cosa pudo no ser igual en el origen. Algún
rato traeré a este blog el curioso origen de las cuevas-palomares del valle del Cidacos, la particular "Capadocia riojana".
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