domingo, 27 de marzo de 2016

Humedales en La Rioja. Catálogo de Luis Pardo (1948) 4


Dos lagunas desecadas que han recuperado sus aguas
 

Fotos Laguna La Madrileña, natural y drenada
Pero no todos los humedales del catálogo se mantuvieron con agua hasta nuestros días. Un kilómetro al sureste de la laguna Mateo de San Asensio se encontraba la laguna de la Madrileña, desaparecida durante varias décadas. En las fotos aéreas del vuelo de 1957 aún podemos verla bien conservada, pero en las siguientes fotos de los años setenta ya aparece drenada y puesta en cultivo. Se trataba de un pequeño humedal de unas 3 hectáreas y características similares a la laguna Mateo. Recientemente ha sido recuperada y el cierre de los drenajes ha permitido la inundación estacional de su cubeta y una sorprendente recuperación de la vegetación palustre. Esta primavera los sapillos moteados y sapos corredores han acudido en masa a sus aguas, llenando de coros este nuevo lugar de reproducción. Así de agradecidos son los humedales cuando se les dan condiciones para recuperarse.


Lago Herramélluri inundado. C.M. Aguilar Gómez.
Otro humedal, primero desecado y luego recuperado, es el lago de Herramélluri. Con una superficie inundable de más de 16 hectáreas y no más de un metro de profundidad, el lago se llenaba con las lluvias y la escorrentía superficial de los alrededores y, en verano, se cubría de pasto que aprovechaba el ganado. Así debió ser hasta los años cincuenta cuando se desecó. En pleno desarrollismo agrario el estado impulsaba la expansión del cereal y el ayuntamiento necesitaba ingresos para pagar la traída de aguas. Fue entonces cuando se practicaron los drenajes y se arrendó para uso agrícola. Con esa actividad permaneció hasta 2009 cuando, a iniciativa del propio ayuntamiento, el lago fue restaurado por la administración regional. Desde entonces la población ha recuperado un patrimonio perdido durante décadas y el lugar renace estacionalmente con las aves de paso y los coros de anfibios de primavera.


Unos cuantos humedales desaparecidos
 

Restos de La Estanca (Alfaro). C.M. Aguilar Gómez
Aún quedan seis humedales de los incluidos en el catálogo que no han vuelto a recuperar sus aguas. En Alfaro se señalaba la denominada “Estancia”, aunque en realidad el nombre correcto es La Estanca de Alfaro, una laguna que llegó a tener unas 25 hectáreas y que aparece dibujada en la primera edición del mapa 1.50.000 del Instituto Geográfico Nacional. Debió desecarse muy pronto pues en la foto de 1957 el lugar se ve parcelado y cultivado. Hoy en día aún puede reconocerse la morfología de la cubeta, así como los drenajes para evitar su inundación en época de lluvias.





Cubeta del pantano de Cuadra. C.M. Aguilar Gómez.
El pantano de Cuadra aún sigue dibujado en los mapas 1:200.000 del Instituto Geográfico Nacional pese a que desapareció hace ya muchos años. Se encontraba junto a la carrera LR-134 entre Calahorra y Arnedo, pero pocos reconocen hoy ese lugar. Aún así, al permanecer como pastos, es más fácil de reconocer su forma original que en otros humedales que fueron puestos en cultivo. Según la foto aérea de 1957, llegó a tener unas 10 hectáreas inundadas y un dique de 150 metros, pero a partir de los años setenta no se ve con agua en ninguna de foto y hoy ni se aprecia el antiguo dique. Hace unos años se llegó a proponer allí hasta un vertedero que finalmente no se realizó. Dado que su cubeta no ha sido cultivada, sería un humedal más fácil de recuperar que muchos otros. 


Pez fraile (Salaria fluviatilis) C.M. Aguilar Gómez.
En Calahorra, y también desecada, está la segunda de las Estancas de las que habla el catálogo en esa población. La primera era la de El Recuenco que ya reseñamos. Esta segunda ha sido conocida también como balsa de Beriaín y se abastecía con una acequia procedente del Perdiguero hasta hace más o menos una década. Aunque de pequeño tamaño, unas 3 hectáreas, era un lugar de interés para las aves acuáticas y además en ella estaba presente un pequeño pez amenazado, el pez fraile. Hoy en día es propiedad de una promotora que la adquirió para urbanizar y construir un campo de golf en el entorno que no ha llegado a realizarse.

 



Yasa atravesando la cubeta de Majillonda (Pradejón)
En Pradejón se encontraba la laguna de Majillonda, junto al canal de Lodosa y en la yasa del mismo nombre. Aparece dibujada en la primera edición del mapa 1.50.000 del Instituto Geográfico Nacional pero en las fotos del vuelo 1957 ya se ve roturada y sin agua. Debió tener entre 4 y 5 hectáreas de agua y un dique de tierra de unos 200 metros que aún queda en pie y que solo está roto al paso de la yasa. Hace unos años el ayuntamiento de la localidad intentó recuperarla, pero el proyecto se abandonó con el cambio de corporación municipal. Desde luego no sería mala idea contar con un humedal así en aquel mismo lugar.




El Carretil (Quel) con vegetación. C.M. Aguilar Gómez.
En Quel, en el barranco del Carretil, un dique de unos 100 metros daba lugar a la laguna del Carretil. Inundaba entre 1 y 2 hectáreas y presentaba un perímetro bien naturalizado. A día de hoy la cubeta continúa encharcándose de forma temporal y cuenta con un extenso tamarizal pero, como el dique está en situación de abandono, muchas temporadas se seca. El último de los humedales del catálogo desaparecidos es el de la balsa de Roncesvalles en el término de Aldeanueva de Ebro. Se trata de una balsa asociada a un corral con el mismo nombre y con poco más de 0,2 hectáreas. En realidad un lugar ciertamente insólito por su escasa relevancia para figurar en un catálogo como aquel. Desde hace décadas la balsa ha corrido la misma suerte de abandono que el propio corral.

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