martes, 3 de enero de 2017

Marruecos 5 (2008) Rinocerontes y otros grabados rupestres


Grabados de bóvido Foum El Aleg. C.M. Aguilar Gómez.
A lo largo de todo el desierto del Sáhara, y en los relieves montañosos que lo bordean, aparecen numerosos grabados y pinturas prehistóricas realizadas sobre roca. Siento debilidad por este tipo de arte, así que no quería dejar pasar la ocasión de buscar algunos en una zona especialmente favorable. Y en ello embarqué a mis compañeros de viaje.

La carretera de Akka, al sur del Anti-Atlas, es una de esas zonas con abundantes de grabados de fauna. Llevaba algo de información previa, aunque muy poco precisa, pero al segundo intento dimos con una dorsal de roca con decenas de grabados. La mayoría bien marcados y en muy buen estado de conservación.




Buscando grabados en la dorsal. C.M. Aguilar Gómez.
Muchos de estos grabados se atribuyen a un periodo en el que el Sáhara era más húmedo de lo que es hoy en día. Las dataciones son difíciles de hacer, pero la mayoría de los autores los sitúan en un contexto que va del año 6.000  A.C. al inicio de nuestra era.

En aquel periodo uno ha de imaginarse un Sáhara con mayor presencia de sabanas y grandes herbívoros, un ecosistema parecido al de los actuales parques y reservas del este de África. Todo eso se puede ver en grabados como los de Foum El Aleg donde pasamos un buen rato buscando esa fauna tallada en los bloques de piedra. 




Especies de fauna en Foum El Aleg. C.M. Aguilar Gómez.
La mayoría de los grabados se hicieron con profundas incisiones en la roca, así que se identifican bien. Algunas de las especies de fauna que vimos te las esperas, como las figuras de bóvidos, gacelas o antílopes, grupos que han sido comunes en la zona hasta hace unas décadas. 

Encontramos también una representación de un avestruz, presente y común en la zona hasta hace bien poco, pero otras ya hace tiempo que desaparecieron. La singularidad en esta zona al sur del Anti-Atlas son los rinocerontes, animales que hace ya mucho que dejaron de habitar estos parajes. Lo mismo que las jirafas que tambien aparecen representadas.






Varias especies de flora sahariana. C.M. Aguilar Gómez.
Entre roca y roca, también vimos algo de esa flora tan singular de los desiertos. Por allí crecía la hierba camellera (Heliotropium bacciferum), una planta rastrera de la familia de las borrajas que despliega sus apretados ramilletes de flores blancas sobre las dunas, o el austero y vistoso Rumex vesicarius

Aparecieron también los primeros manzanos de Sodoma (Calotropis procera) un árbol de grandes y sedosas hojas que uno no espera encontrar en un desierto. Pero lo más curioso para mí fue hallar “rosas de Jerico”. Reciben ese nombre las ramas secas en bola de una crucífera, Anastatica hierochuntica. Bajo su apariencia muerta, las ramas se abren al contacto con el agua como una mano abierta y sobre ellas germinan las semillas que lleva ocultas y protegidas. 

4 comentarios:

  1. Qué chulo. Yo estuve por el Anti-Atlas hace ya unos cuantos años pero no tenía ni idea. Una buena excusa para volver por allí

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  2. Sí, ese sur Marruecos tiene muchos atractivos de flora y fauna y ese fue uno de los más inesperados cuando me puse a preparar el viaje y ver que otras cosas más se podían ver.

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  3. Respuestas
    1. Y había muchos más por la zona... me falto tiempo! seguro que harías un reportaje de fotos cojonudo, tu que eres tan detallista.

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