Paisajes de la costa oeste. Foto: C.M. Aguilar Gómez. |
Las poblaciones aprovechan los fondos de valle para la ganadería, pero fuera de ellos el paisaje es todo bosque. Solo bosque. Detrás las montañas en una de las zonas que más llueve de todo el país.
Bosque, nieblas y cascadas. Foto: C.M. Aguilar Gómez. |
Una buena vista de la cordillera y de algunas de sus mayores cimas se obtiene desde el lago Matheson. Desde allí, si el día está despejado, se puede ver el mítico Monte Cook (3724 m) y algunos de los otros tresmiles que lo flanquean, como el Monte Tasman.
Mte Cook y Tasman tras Matheson C.M. Aguilar Gómez |
En los Alpes neozelandeses también se dan cita los glaciares. Extensos campos de hielo cuyas lenguas desbordan por diversos valles. Hay dos que caen de forma abrupta hacia la carretera de la costa, son los glaciares Franz Josef y Fox, dos de las paradas destacables en la ruta.
Lengua del glaciar Franz Josef. C.M. Aguilar Gómez. |
Nosotros visitamos los dos glaciares, aunque quizás lo que más me impresionó fue el propio valle que han labrado. Un valle con paredes de roca pulida en los escasos lugares donde la vegetación aún no ha podido progresar.
Varias especies de árboles. Fotos: C.M. Aguilar Gómez. |
Además de los glaciares y al lago Matheson, otro lugar que visitamos fue la población de Okarito, allí se encuentra una de las especies de kiwi con una distribución más restringida. En la búsqueda nocturna no tuvimos suerte con él, pero sí con el ninox maorí (Ninox novaeseelandiae), la única rapaz nocturna autóctona en el país.
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