martes, 1 de octubre de 2019

El Ebro insólito

El día en el río promete... Foto: César María Aguilar Gómez.
 

Hacía tiempo que no recorría en kayak un tramo del río Ebro que apenas está 5 kilómetros aguas abajo de mi ciudad. Recordaba de varios lugares donde había que salirse del agua y portear el kayak para seguir, primero por unas cascadas naturales y luego por una presa de una central hidroeléctrica, pero poco más. No siempre apetece hacer tramos en los que tengas que estar saliendo del río cada poco. Sin embargo, el pasado sábado hacía buena temperatura y no importaba demasiado mojarse los pies así que, junto a Carlos, me encaminé a ese tramo.

Las salidas de septiembre en el Ebro tienen un motivo turbio llamado... tomates!! Hace algunos años comprobé que las playas de algunos tramos del Ebro son un buen lugar para que, de forma natural, crezcan sus plantas. Las semillas de las huertas llegan al río y logran dar sus frutos en las playas de grava. Estos ambientes, por la propia dinámica de inundaciones del río, son muy cambiantes y donde un año hay tomateras otro año están colonizados por vegetación ruderal y ni rastro de sus plantas anuales.

Hace un tres años, también cerca de Logroño, con Carlos y Juan localizamos una playa de tomates "en plena producción" a la que solo se accedía en kayak. Desembarcamos,"tomamos posesión del lugar" y nombramos el paraje como "Tomato Beach". Nuestra particular cartografía del Ebro está llena de nombres así, debe ser el gen ibérico el que nos hace tener la necesidad de tomar posesión y nombrar aquello que ya existe en el río. Durante siglos nuestros antepasados se dedicaron a hacer esto por medio mundo... ¡el peso de la historia!

El pasado año, en el mes de septiembre y fieles a nuestra cita, nos dirigimos esperanzados hacia aquel lugar a recoger nuestra cosecha anual, pero... el maldito río había hecho desaparecer las tomateras. "¡Que me cuelguen del palo mayor de mi kayak si aquí no había una playa de tomates!". A nuestro pesar, la anteriormente conocida como "Tomato Beach" tuvo que ser rebautizada como "Playa Decepción".

Este sábado, el tramo a recorrer no incluía "Playa Decepción" pero la suerte hizo que halláramos otra playa con una buena producción de tomates. El lugar ha quedado bautizado como "Playa de Nueva Esperanza". Las razones para este nombre son obvias. No me pidáis las coordenadas de "Playa de Nueva Esperanza" porque las tenemos guardadas bajo llave en un cofre enterrado en una isla del río. Bien es cierto que este año los tomates silvestres van un poco retrasados y la mayoría estaban verdes aún, aunque, como siempre, encontramos de las tres variedades que aquí se se suelen dar: cherry, tomate de pera y "corazón de buey". Aun hubo ocasión para llenar los tambuchos del kayak y tener material suficiente para almorzar a medio recorrido.

Septiembre es también un buen mes para otras "producciones" de la ribera, como las moras y las uvas silvestres que se descuelgan de la vegetación de los sotos. Si bien esto de los tomates ya es de por sí insólito para el río Ebro, el sábado pudimos disfrutar además de otras curiosidades como varias "cascadas" en el cauce principal debidas a unos estratos de roca dura que salen del lecho, las que llamamos tras su descubrimiento como "Lilliput Victoria Falls" (somos incorregibles a la hora de dar nombres!), un par de cascadas laterales cayendo por el talud del río (bueno, sí, en realidad seguramente retornos de aguas de acequias de la huertas) y varios "pseudomanglares"(!) formados por raíces de varios plataneros de sombra asilvestrados en la ribera. Un sábado completito.

Un día prometedor de "descubrimientos" para el noble oficio de la kayakería andante. C.M. Aguilar Gómez.

Tomates cheery y "corazón de buey" en 2019 en "Playa Nueva Esperanza". Foto: César María Aguilar Gómez.

Carlos y Juan en 2016, dos de los exploradores que arribaron a "Tomato Beach" en 2016. C.M. Aguilar Gómez.

Cosecha en 2016 en "Tomato Beach" posteriormente renombrada "Playa Decepción". C.M. Aguilar Gómez.

Colecta de tomates cherry este 2019 en "Playa Nueva Esperanza". Foto: César María Aguilar Gómez.

Discontinuidad en el lecho de roca del Ebro que crea esta curiosa cascada. Foto: César María Aguilar Gómez.

Las recién nombradas "Lilliput Victoria Falls". Foto: César María Aguilar Gómez.

Las recién nombradas "Lilliput Victoria Falls". Foto: César María Aguilar Gómez.

Cascadas sobre el talud de arcillas y areniscas. Foto: César María Aguilar Gómez.

Cascadas sobre el talud de arcillas y areniscas. Foto: César María Aguilar Gómez.

Tapices del lentejas de agua (Lemna minor) sobre árbol caído. Foto: César María Aguilar Gómez.

Raíces de Platanero de sombra (Platanus hispanica) asilvestrado en la ribera. Foto: César María Aguilar Gómez.

Raíces de Platanero de sombra (Platanus hispanica) asilvestrado en la ribera. Foto: César María Aguilar Gómez.

Raíces de Platanero de sombra (Platanus hispanica) asilvestrado en la ribera. Foto: César María Aguilar Gómez.

Raíces de Platanero de sombra (Platanus hispanica) asilvestrado en la ribera. Foto: César María Aguilar Gómez.

Pimientos verdes... ¡la ribera provee! Foto: Carlos Álvarez.

Carlos, vendimiando uvas silvestres (Vitis vinifera ssp sylvestris). Foto: César María Aguilar Gómez.

Las moras (Rubus sp) más sabrosas, las que caen al río. Foto: César María Aguilar Gómez.

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