viernes, 27 de diciembre de 2024

Cinco cordilleras (2024) 5. Si hoy es noviembre esto es Guadarrama.

Las cuatro de la tarde no es hora para echarse al monte. Y menos a finales de noviembre, un día nublado y en un lugar que no conozco. Lo pienso y pongo remedio «Echaré la linterna por si acaso». 

El puerto de Cotos tiene una aparcamiento descomunal, pero hoy es martes y solo hay tres coches. El mío es el único que llega, los otros dos salen dirección Madrid. Nunca antes estuve en la Sierra de Guadarrama, pero hoy estoy de paso por la zona y creo que puedo estirar un poco más el día.

Junto a la carretera veo una señal del sendero a las lagunas de Peñalara que pasa por un control de accesos. Será para otros días porque hoy no hay nadie aquí. Bueno, miento, me cruzo a un veinteañero inglés, rubio y con una parka roja, que baja de las lagunas con ganas de hablar. «Amazing» repite con insistencia y me advierte «Cloudy, cloudy». Después de él nadie más.

La Laguna Grande de Peñalara no debe estar a más de una hora y verla sin gente no debe ser lo habitual. Eso sí, es un "día de perros" de libro. Hay algo en este paisaje de pinos, rebollos y matorrales de altura que me recuerda a partes del Sistema Ibérico riojano. Pero la diferencia la marca aquí la roca granítica.

A partir de los 1950 metros de altitud comienzo a ver el relieve glaciar. Primero la Hoya de la Laguna Grande, con pastos agostados, enebrales rastreros, suelos encharcados y regatos meandriformes entre bloques de roca; y un poco más arriba el circo de la propia laguna. La niebla viene y va y solo momentáneamente logro verla entera. «Cloudy, cloudy» recuerdo mientras espero.

Dadas las horas voy a tener que volver con la linterna frontal. Pero antes de ponerme en camino pienso en darle un uso mejor. Espero a que caiga más la luz y foqueo las aguas rápidas del arroyo. Y allí están, inmóviles en el fondo de las pozas. Hacía mucho que no los veía. Juveniles de salamandra común (Salamandra salamandra), cabezones, negros y amarillos, ¡dragones en miniatura!

No veréis aquí ninguna foto de ellos, porque lo que menos necesitan en tiempos de ranavirus y hongos quitrídios es que los manosee sin motivo. Me queda su imagen en esta visita fugaz a la Sierra de Guadarrama.

Bancos de nubes empiezan a caer sobre las cumbres y pinares del Parque Nacional de Sierra de Guadarrama. Noviembre 2024.  Foto: César María Aguilar Gómez.

El rebollo (Quercus pyrenaica), con sus hojas color de otoño que mantendrá sin tirar unos meses más, cubre extensas laderas por debajo de la altitud que ocupan los pinos. Noviembre 2024.  Foto: César María Aguilar Gómez.

Sendero hacia la Laguna Grande de Peñalara entre matorrales y pinares. Noviembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Pastos, enebros rastreros y pequeños pinos silvestres en la Hoya de la Laguna Grande, un relieve de origen glaciar. Noviembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Formas de erosión glaciar sobre la roca de granito en la Hoya de la Laguna. Noviembre 2024.  Foto: César María Aguilar Gómez.

Las rocas ácidas se cubren del líguen geográfico (Rhizocarpon sp) cuyo patrón de crecimiento recuerda a curiosas cartografías en miniatura. Noviembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

La niebla oculta la Laguna Grande de Peñalara. Es cuestión de esperar. Noviembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

La Laguna Grande de Peñalara se muestran fugaz. Disfruta de su vista porque en segundos se esfumará. Noviembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.


 

jueves, 19 de diciembre de 2024

Cinco cordilleras (2024) 4. Si hoy es octubre esto es Cazorla.

El pino es omnipresente. Pino salgareño o laricio (Pinus nigra), pino resinero (P. pinaster) y pino carrasco (P. halepensis). Mas de 1000 Km2 de parque natural, el de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, un área natural protegida donde gran parte de su superficie son pinares.

En el siglo XVIII la zona formó parte de Provincia Marítima de Segura de la Sierra, uno de los Montes de la Marina que había por todo el país. De aquí salía una parte de la madera que abastecía a la industria naval española. La Armada Real ordenaba. Luego, los navateros conducía esos troncos en almadías flotantes, por el Segura y el Guadalquivir, hacia los astilleros de la costa.

En época más reciente, en los años 60 del siglo XX, esto fue un experimento de despotismo forestal y cinegético. Se creó un Coto Nacional de Caza, se acosó a los pastores y se apostó por la fauna cinegética. Muflones, cabras montesas, gamos, ciervos y jabalíes fueron favorecidos y poblaron riscos y bosques.

Hoy, cuando recorro estas sierras en octubre, me empapo un poco de todo esto: historia de la zona que desconocía, extensas masas forestales para recorrer y ungulados de todo tipo. Pero, a diferencia de otras cordilleras ibéricas, en estas fechas hay poco del color de la otoñada. No al menos en los paisajes extensos, sí en los detalles, aunque no todos los rojos, naranjas o amarillos son vegetales.

En el sotobosque los frutos del madroño pintan de color los lugares umbríos; contra unos paredones calizos un adulto de quebrantahuesos exhibe en vuelo su plumaje manchado con óxidos de hierro; y por el altiplano un araña Eresus advierte, con el rojo de su abdomen, que quizás no sea bocado agradable para un depredador.

 

Meseta calcárea de El Espino (1.720 msnm) con una amplia cobertura de pinares de pino salgareño (Pinus nigra) a su alrededor. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.
El madroño (Arbutus unedo) es parte de la flora de los bosques lauroides que dominaban el sur de Europa antes de las glaciaciones del cuaternario. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.
La cabra montés (Capra pyrenaica hispanica) fue la única especie de ungulado que no llegó a desaparecer en estas sierras, a diferencia de jabalíes, ciervos o corzos (estos últimos aún no han vuelto). En los años 80, la superpoblación de cabras quedó drásticamente diezmada por un brote de sarna, de la que ya se han recuperado. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El río Borosa, un arroyo "rockero": vive rápido (sorteando un fuerte desnivel encajonado entre paredes calizas) y muere joven (apenas a 11 km de su nacimiento) dejando un "bonito cadáver" junto al Guadalquivir. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Zarzaparrilla (Smilax aspera). En la proximidad del río Borosa el ambiente umbrío favorece el crecimiento de esta trepadora que florece hasta bien entrado el otoño. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Barrancos y cortados que caen hacia el río Guadalquivir desde los Campos de Hernán Pelea, una meseta calcárea a 1700 metros. Lo abrupto del terreno con cortados tranquilos y la presencia de ovino y ungulados silvestres favorece la presencia del quebrantahuesos. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).  Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Eresus kollari es una araña rara de ver, pero que se puede dar con ella a principios de otoño cuando machos, como el de la foto, deambulan por los pastos de montaña. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Entorno del nacimiento del río Guadalquivir. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

La introducción del muflón (Ovis musimon) en España tuvo lugar en estas sierras a partir de 1953 con ejemplares de origen corso. La especie parece que se extinguió hace milenos del continente europeo y quedó relegada a las islas de Córcega y Cerdeña, P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El trasiego de gente por los sectores con más uso público del parque ha habituado a los zorros (Vulpes vulpes) a la presencia humana. Es curioso ver cómo esperan sin temor el paso de coches al borde de algunas pistas por ver si les cae algo. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Hasta el límite del parque natural llegan los olivares que cubren buena parte de la provincia. P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Octubre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

domingo, 1 de diciembre de 2024

Cinco cordilleras (2024) 3. Si hoy es septiembre esto es el Pirineo.

La cabecera del río Veral, en el valle de Ansó (Huesca), tiene lo que más me gusta de un paisaje pirenaico: hayedos-abetales, pastizales montanos, hoces y cumbres calizas.

Hay quien siempre busca las cumbres en las montañas. Yo fui así en algún momento, pero ya no. No al menos estos días de verano. Lo que más disfruto ahora es adentrarme por laderas y barrancos buscando los rodales más viejos del bosque.

En los árboles muertos el trabajo del picamaderos negro impresiona. Vengo escuchando el potente tamborileo de uno desde lejos, pero la cobertura del bosque no lo pone fácil. Cuando regresa el silencio descubro que me espía.

El comienzo de septiembre está siendo bastante lluvioso y la con humedad empiezan a salir muchos hongos. En ramas caídas del suelo del bosque destaca uno de color naranja intenso y aspecto de pequeña llamarada saliendo de la madera, es Calocera viscosa.

Los días empiezan a acortarse y las luces de tarde se vuelven más cálidas. Al menos cuando, entre tormenta y tormenta, las nubes se retraen a las cumbres y se posan sobre los pastos agostados. En menos de un mes esto cambiará por completo se convertirá una de la otoñadas más coloridas del Pirineo.

Masa forestal mixta de hayedo-abetal (Fagus sylvatica, Abies alba). En aragonés se conocen como selbas, término que luego se empleó para para nombrar los bosques lluviosos tropicales, las selvas en español, pero rainforest en anglosajón. Zuriza, valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Los cortados de roca caliza de Las Forcas, atravesados por el río Veral, constituyen el hábitat de nidificación de aves rupícolas como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El aprovechamiento maderero de los pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris) dificulta que las masas forestales alberguen la madera muerta en pie que correspondería a bosques maduros. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Oculto tras la rama del hayedo el ojo del picamaderos negro (Dryocopus martius) controla mis movimientos. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Abeto (Abies alba) muerto en pie lleno de orificios realizados por el picamaderos negro. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El hongo Calocera viscosa crece sobre ramas muertas de coníferas, aquí sobre una de abeto dentro de un hayedo-abetal. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Bosques de pino silvestre (Pinus sylvestris) y hayas (Fagus sylvatica). Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El tritón pirenaico (Calotriton asper) es una especie común en pozas de arroyos y barrancos con aguas oxigenadas. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Las aguas que recorren estos macizos calizos aportan a las pozas un característico color azul. Cascada de Belabartze. Isaba (Navarra). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Enebro común (Juniperus communis) cargado de frutos. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Carlina acanthifolia. "Espantabrujas" Su aspecto de gran sol hizo que las culturas del Pirineo vieran en este cardo un símbolo mágico de luz frente a la oscuridad. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Luz de tarde sobre pastos, pinares y hayedos de Zuriza. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

 




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...