domingo, 1 de diciembre de 2024

Cinco Cordilleras. 3 Si hoy es septiembre esto es el Pirineo.

La cabecera del río Veral, en el valle de Ansó (Huesca), tiene lo que más me gusta de un paisaje pirenaico: hayedos-abetales, pastizales montanos, hoces y cumbres calizas.

Hay quien siempre busca las cumbres en las montañas. Yo fui así en algún momento, pero ya no. No al menos estos días de verano. Lo que más disfruto ahora es adentrarme por laderas y barrancos buscando los rodales más viejos del bosque.

En los árboles muertos el trabajo del picamaderos negro impresiona. Vengo escuchando el potente tamborileo de uno desde lejos, pero la cobertura del bosque no lo pone fácil. Cuando regresa el silencio descubro que me espía.

El comienzo de septiembre está siendo bastante lluvioso y la con humedad empiezan a salir muchos hongos. En ramas caídas del suelo del bosque destaca uno de color naranja intenso y aspecto de pequeña llamarada saliendo de la madera, es Calocera viscosa.

Los días empiezan a acortarse y las luces de tarde se vuelven más cálidas. Al menos cuando, entre tormenta y tormenta, las nubes se retraen a las cumbres y se posan sobre los pastos agostados. En menos de un mes esto cambiará por completo se convertirá una de la otoñadas más coloridas del Pirineo.

Masa forestal mixta de hayedo-abetal (Fagus sylvatica, Abies alba). En aragonés se conocen como selbas, término que luego se empleó para para nombrar los bosques lluviosos tropicales, las selvas en español, pero rainforest en anglosajón. Zuriza, valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Los cortados de roca caliza de Las Forcas, atravesados por el río Veral, constituyen el hábitat de nidificación de aves rupícolas como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El aprovechamiento maderero de los pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris) dificulta que las masas forestales alberguen la madera muerta en pie que correspondería a bosques maduros. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Oculto tras la rama del hayedo el ojo del picamaderos negro (Dryocopus martius) controla mis movimientos. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Abeto (Abies alba) muerto en pie lleno de orificios realizados por el picamaderos negro. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El hongo Calocera viscosa crece sobre ramas muertas de coníferas, aquí sobre una de abeto dentro de un hayedo-abetal. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Bosques de pino silvestre (Pinus sylvestris) y hayas (Fagus sylvatica). Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

El tritón pirenaico (Calotriton asper) es una especie común en pozas de arroyos y barrancos con aguas oxigenadas. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Las aguas que recorren estos macizos calizos aportan a las pozas un característico color azul. Cascada de Belabartze. Isaba (Navarra). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Enebro común (Juniperus communis) cargado de frutos. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Carlina acanthifolia. "Espantabrujas" Su aspecto de gran sol hizo que las culturas del Pirineo vieran en este cardo un símbolo mágico de luz frente a la oscuridad. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

Luz de tarde sobre pastos, pinares y hayedos de Zuriza. Valle de Ansó (Huesca). Septiembre 2024. Foto: César María Aguilar Gómez.

 




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