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Corredor de entrada a las 5 cuevas. C.M. Aguilar Gómez |
La última parada del viaje a Sri Lanka fue Dambulla, donde visitamos un conjunto de cuevas budistas excavadas en la roca. Son de las mejor conservadas de este tipo del país y por su importancia están consideradas como patrimonio de la humanidad. Las cuevas están excavadas en la parte alta de una loma rocosa aprovechando unos extraplomos panzudos. El uso religioso se cree que viene desde el siglo VII antes de Cristo, aunque la mayoría de las esculturas que se encuentran ahí son del siglo I de nuestra era ya con el budismo. En total son cinco cuevas que se hallan algo así como 150 de reproducciones en piedra de buda en todas las posturas posibles. Hay ligeras variaciones pero no muchas ya sea sentado, de pie o tumbado.
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Budas de pie, sentados y reclinados. C.M. Aguilar Gómez |
Alguna vez aparece algo distinto como un par de monarcas barbudos. Los espacios son pequeños, así que es bueno visitarlas a primera hora de la mañana como hicimos nosotros, para evitar coincidir con gente allí y disfrutar de un lugar tan curioso y alejado de lo que conocemos. Las esculturas de piedra están policromadas sobre todo en dorado, rojo y negro, aunque estas capas de pintura han sido fruto de restauraciones a lo largo de muchos siglos para que puedan lucir así hasta hoy. Las bóvedas de la roca también están recargadas de pinturas sin dejar ni un espacio libre donde uno pueda ver el color original de la roca.
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Gran Buda en una pequeña cueva. C.M. Aguilar Gómez. |
En cierto modo es lo mismo que vimos en los budas de Polonnaruwa pero aquí aún en uso y protegidos por la propia roca. Allí, las esculturas habían quedado a la intemperie al ser ya un yacimiento arqueológico, pero aún quedaban marcas de mechinales de lo que fue un monasterio que las protegía. En el caso de Dambulla, la roca ha seguido protegiendo las esculturas y el lugar no se ha perdido como sitio de culto, así que además puedes encontrarte a la gente local haciendo ofrendas de flores. Dentro de estas cuevas hay también un par budas reclinados de hasta 15 metros como en Polannaruwa pero policromados y la verdad es que sobrecoge encontrarlos en un espacio tan reducido.
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Buda con cobras en la cabeza. C.M. Aguilar Gómez. |
Es curioso el tema del budismo, ya que su iconografía es muy simple, buda, buda y más buda, que por cierto no es un Dios. No creen en una deidad concreta, por tanto no veneran ni niegan la existencia de un Dios creador, lo suyo es una especie de corriente filosófica de estar en el mundo y llegar a un estado que denominan Nirvana, de cese del sufrimiento, al que aspiran y al que llegan por la renuncia de los deseos. El tipo que aparece representado como buda es Siddharta, dicen que un noble nacido en territorio del actual Nepal en el s. V antes de Cristo, que a través de la meditación fue sacando enseñanzas para alcanzar la iluminación. Pero todos aspiran a ser budas a través de la meditación, una condición que Siddharta alcanzó y por eso le llaman buda sin más.
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