viernes, 12 de septiembre de 2014

Transahara 7 (2013-14) Mali, Bamako-Mopti

Toco Tockus erythrorhynchus. C.M. Aguilar Gómez.
El paisaje de la “brousse” que vimos el primer día de Mali nos acompañaría durante toda nuestra estancia en el país. Entre Bamako y Mopti empezaron a verse más palmeras de hojas grandes del género Borassus y con ellas los vencejos palmeros africanos (Cypsiurus parvus). Entre las aves “gordas” que se cruzaban delante de la furgoneta estaban los coloridos loritos senegaleses (Poicephalus senegalus), las ruidosas cotorras de Kramer (Psittacula krameri) y los tocos con su vuelo ondulante. De estos últimos veíamos dos especies, el toco piquinegro (Tockus nasutus) y el toco piquirrojo (Tockus erythrorhynchus) mucho más abundante.





Panales (Izda.) y colmenas (Drcha.). C.M. Aguilar Gómez.
En algunos árboles veía unas estructuras tubulares colgadas a cierta altura. Al final pude ver que se trataba de curiosas colmenas construidas con haces de fibras trenzadas. Tenían un aspecto similar a las colmenas de cañas y estiércol que se hacían de forma tradicional en La Rioja, solo que éstas cerrando el haz por uno de los lados por el que las cuelgan. Las abejas de Mali, a las que iban dirigidas las colmenas, hacían sus panales en las grietas de algunos baobabs. Pude ver panales de enjambres silvestres en el hueco del tronco de un gran árbol. Junto a panales así situaban las colmenas y, en una ocasión, hasta vi un grupo de abejas enjambradas a la entrada de una de ellas.




Escenas de carretera a Segou. César María Aguilar Gómez.
La carretera hacia Mopti se convirtió en un “dolor” y cada vez aparecieron más agujeros en el asfalto, así que condujimos tramos con una rueda en la cuneta de tierra para evitar los baches. Y eso que en muchas de las carreteras de Mali pagas un peaje como si entraras a una autopista. A veces por nada pues, a pesar de ello, siguen estando agujereadas. Los tramos en reparación nos obligaron también a circular por pistas laterales tragando el “polvo rojo de la tierra de los hombres negros”. De camino a Mopti paramos en Segou, la antigua capital del imperio bambara que se extendió por esta región en torno al río Niger.




Palmeras (Borassus sp) y karité (Vitellaria paradoxa)
Con el desgaste de las malas carreteras tuvimos la segunda rotura del viaje, una amortiguación, aunque pudimos seguir con cuidado hasta el día siguiente. Camino a Mopti hicimos noche entre rastrojos de campos de mijo y árboles dispersos en la “brousse”. A veces el aprovechamiento del campo me recordaba al de una dehesa mediterránea ya que el paisaje mantenía una importante cobertura arbórea a pesar de ser cultivado en la época de lluvias. Algunos de los árboles que podía ver eran mangos, especialmente junto a los pueblos, aunque en ese momento sin frutos.


 



Gran termitero. Foto: César María Aguilar Gómez.
Otras especies que podía reconocer en aquel paisaje eran los árboles de karité (Vitellaria paradoxa), una especie con nueces de la que obtienen algo parecido a una mantequilla. Un arbusto muy característico allí era el llamado Guiera senegalensis con unos ramilletes de semillas emplumadas. Otra novedad en el paisaje fueron los termiteros de varios metros de altura y, puntualmente en las zonas quemadas, otros pequeños con forma de hongo. En algunos de esos grandes termiteros veía la base horadada a azadonazos, después supe que aquella tierra procesada por las termitas era la preferida para la alfarería.

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