martes, 24 de marzo de 2015

Brasil 6 (2014) Reserva Natural Sapiranga

Palmeras, bromelias y aráceas. C.M. Aguilar Gómez.
Al oeste de Praia da Forte se encuentra un pequeño enclave natural de mata atlántica, la Reserva de Sapiranga. En realidad no se trata de un bosque primario, tan cerca de la costa es complicado encontrar algún lugar que no haya sido ocupado y transformado por el hombre. Sin embargo es un bosque con muy buen aspecto, el típico de apariencia selvática con palmeras de grandes frondes y bromelias sobre los árboles. Crece sobre un terreno llano y arenoso junto al río Sapiranga y ocupa algo más de 500 hectáreas. En época colonial la zona fue talada para el cultivo de coco y ganadería extensiva, pero hoy se encuentra en regeneración como bosque secundario. Así de agradecido es el ambiente tropical.



Ficus estrangulador. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Hoy en día la conservación de la reserva se complementa con un programa de reforestación en terrenos del entorno, el programa Bosque Sostenible. Cuentan para ello con un vivero y se apoyan en la participación local para que la reserva no quede como una isla forestal aislada. Para visitar la zona hay muchos senderos. A través de ellos te sumerges en su abigarrada y umbría vegetación con multitud de aráceas trepadoras. También son comunes de ver Ficus trepadores, de esos que estrangulan a sus hospedadores. Sin embargo, observar aves es difícil. Algunas, además,  son poco llamativas y complicadas de identificar como los trepatroncos (Dendrocolaptidae) o los hormigueros (Thamnophilidae) que cuentan con especies muy similares.



Aratinga Aratinga aurea. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
En las zonas abiertas del río es posible oír pasar a algunos grupos de ruidosos loros como la aratinga frentidorada (Aratinga aurea), aunque verlas posadas es cuestión de suerte. También puede llamar la atención el colorido de algunas aves comunes como las llamadas “oropéndolas del nuevo mundo”, el naranja y negro del turpial brasileño (Icterus jamacaii) o, el amarillo y negro del turpial boyerito (Icterus cayanensis). En las aguas del río puedes ver garzas comunes como la garceta grande (Egretta alba) o la garcita verdosa (Butorides striatus) y, volando sobre la lámina de agua, el martín gigante neotropical (Megaceryle torquata). No obstante, uno de los atractivos de la visita fue poder ver y fotografiar bien los grupos de tití común (Callithrix jacchus).


Tití común (Callithrix jacchus). C.M. Aguilar Gómez.
Esos pequeños primates, más diminutos de lo que uno imagina, son comunes en muchos lugares. No necesariamente en reservas naturales. En la calle principal de Praia da Forte, entre los turistas, pueden verse a veces grupos numerosos. Sin embargo, parecen ser bastante impredecibles. Un día acuden buscando alimento, pero luego no mantienen rutinas idénticas en días sucesivos. En Praia da Forte, y en otros lugares del viaje después, comprobamos ese carácter desconfiado y nervioso. Se dejan ver bien pero apenas paran quietos. Pululan por el arbolado cual "gremlins" malhumorados comiendo de todo, incluso la sabia que exudan algunos árboles a través de cortes en el tronco.

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