Ebro en el Soto del Tamarigal. C.M. Aguilar Gómez. |
De primavera a otoño veo pasar por las orillas garzas reales, cormoranes, milanos negros, andarríos chicos o aviones zapadores según el día. Pero no solo aves, el río también está poblado de zapateros que caminan sobre las aguas o libélulas que hacen sus puestas entre la vegetación flotante. Y, a veces, cuento algo de lo que veo en esos recorridos por este blog.
Odonatos haciendo la puesta. C.M. Aguilar Gómez. |
La reserva se interpreta habitualmente desde las orillas, con escolares y visitantes en fin de semana, pero… ¿qué tal enseñar el río que yo contaba desde el agua? Y así quedé en preparar una ruta para el pasado 3 de septiembre en Alfaro.
Con una nueva perspectiva del Ebro C.M. Aguilar Gómez |
En el Ebro solo es necesario remar para dirigir la balsa a la dirección deseada, en esta ocasión a la orilla adecuada o para remontar algún meandro lateral. Sin apenas remar, uno se desplaza por el agua lenta y suavemente. En silencio. Y en eso está el encanto.
Ruta R.N. Sotos del Ebro en Alfaro 3 Septiembre. |
Nada más empezar, en El Sotillo nos topamos con varias águilas calzadas. Primero las oímos chillar y luego las vimos en el cielo ya que en esta época están en paso migratorio y son muy notorias. Además, aún quedan por la ribera los jóvenes que han nacido este verano en los nidos que se pueden ver en la ribera.
Joven de águila calzada. Foto: C.M. Aguilar Gómez. |
El momento más especial llegó cuando un joven de águila calzada, confiado, se posó en una rama cercana a la orilla donde estábamos. Encima nuestro. Y ahí se dejó observar ante la mirada atónita de todos. Eso no ocurre todos los días, o al menos no se ven tan confiadas, pero la actitud del grupo hizo mucho. Silencio completo. Al cabo de un rato, alguien en las filas de una de las balsas comentó “Ya solo por esto habría merecido la pena”. Y estaba en lo cierto.
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