lunes, 14 de noviembre de 2016

Marruecos 1 (2008) Un recorrido al sur de Marrakecht

Acantilados atlánticos norte Tamri. C.M. Aguilar Gómez
Ya hace casi diez años de la última vez que viajé por Marruecos. Anterior a esa ocasión lo visité otras tres veces (1996, 2002, 2005) y más recientemente lo atravesé, de norte a sur, en 2013 en un viaje transahariano hacia Burkina Faso sin parar demasiado. Recupero ahora un viaje de 2008 que hice antes de comenzar a escribir este blog. El viaje lo realicé con dos buenos amigos del Grupo Ornitológico de La Rioja (GOR), Javier Álvarez y Leandro Arroyo. En aquella ocasión volamos a Marrakecht a finales del mes de diciembre y alquilamos un coche para hacer un recorrido circular por el sur del país de una semana.





Recorrido sur de Marruecos Diciembre-Enero 2008.
El entorno de Agadir, en la costa atlántica del sur de Marruecos, fue la primera parada. La zona cuenta con escarpados acantilados y playas de arena fina que atraen a muchos turistas europeos. También un mar agitado que es una meca para los surferos en busca de olas.

Pero el principal atractivo para los ornitólogos en esas costas es la observación de un ave sumamente rara, el ibis eremita (Geronticus eremita). En los acantilados costeros del parque nacional Souss Massa se encuentra una de las escasas colonias de esta especie catalogada en peligro crítico a nivel mundial.
 




Ibis eremita (Geronticus eremita). Leandro Arroyo.
Toda la población de ibis eremita en libertad llega apenas al medio millar de aves y en esta zona de Marruecos se encuentra el 95% de esa población. Fuera de aquí, existe una pequeña población natural con algunos ejemplares en situación incierta en Siria y una colonia en semilibertad en Turquía (Bireçik), colonia que visité en 2008 durante otro viaje por ese país con otros amigos del GOR .

Pese a su escasez, los ibis eremitas no son difíciles de ver. El entorno de Tamri es el sitio adecuado. Allí encontramos algunos ejemplares comiendo en unas fincas arenosas cerca de la localidad. Sorprende que, con lo amenazada que está la especie, los ejemplares se muestren tan confiados.



Floración en diciembre. Fotos: C.M. Aguilar Gómez.
Al atractivo de estas aves se une, en un paisaje tan pintoresco del sur de Marruecos,  el de la propia floración de la vegetación desértica que, a esas latitudes, se produce mayormente en invierno. Así ocurre en la zona costera donde existe una mayor humedad por la influencia marina. 

Entre los matorrales costeros hay varias especies que llaman la atención por su gran porte. Entre ellos están los de Euphorbia regis-jubae, las retamas morunas (Retama raetam) o, en el borde de los acantilados, las floridas macollas de Limonium mucronatum y Bubodium imbricatum.

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