domingo, 11 de septiembre de 2022

El Ebro a través de su naturaleza

(Texto y fotos traídos del muro de mi Facebook personal. Publicado el 11 septiembre 2022)

«Ha sido como vivir un documental en directo» De esta forma tan elocuente resumió  uno de los miembros de Logrokayak el recorrido por el Ebro que ayer guié a los socios de ese club por un tramo del río en Agoncillo.

Logrokayak es un club de kayak de reciente creación, con sede en Logroño, que reman básicamente por ocio, un club “familiar” como ellos lo definen, lejos del deporte competitivo.

En este club tengo buenos amigos, así que me pidieron que les guiara un recorrido contándoles algo de eso que han oído que veo en el Ebro cuando voy en kayak. Cierta “fama” me precede.

Entre nosotros, ayer no vimos nada excepcional: el Ebro no es “Cabárceno”, pero sí está lleno de un diversidad de flora y fauna que hay que saber interpretar y descubrir… y para eso estaba yo allí.

A lo largo del día disfrutamos imaginando la vida de los tres grandes mamíferos acuáticos que hoy habitan aquí: la nutria, el visón europeo y el castor.

Buscamos excrementos de nutria en cada roca o tronco emergido y descubrimos su alimentación a base de peces y cangrejos. Del visón europeo conocimos como había colonizado la península  Ibérica en el siglo XX mientras se extinguía en gran parte de Europa.

Del castor vimos prácticamente todos los rastros para saber de su presencia: árboles comidos, rampas, huellas, marcajes de olor y lugares de alimentación. Obviamente, no vimos a ninguno de los tres ya que son mamíferos nocturnos, pero por la atención que ponían creo que llegaron a “sentirlos” y a imaginar la vida que llevan cuando nadie los ve.

Lo que sí vimos y disfrutamos fue del encuentro con las aves habituales de estos tramos: garzas reales, garzas imperiales, garcetas comunes, martinetes, cormoranes, azulones, martines pescadores, águilas calzadas, ruiseñores bastardos, papamoscas cerrojillos y lavanderas blancas.

También hubo tiempo para entrar en "madres" del río y en la desembocadura del Leza y aprender a reconocer la vegetación; y para saber de la vida oculta que queda bajo nuestros kayak: la de las especies de peces y de las desconocidas náyades de agua dulce.

Un día completo en el que hubo disfrute, risas y la “épica” que siempre imprimo a navegar por... ¡el río más caudaloso de España!

Ayer, con lo atareado que andaba no saqué ni una sola foto, pero para eso ya estaba ahí Juan Scorsese Orellana que hizo su contribución para recordar el día.


 

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