domingo, 2 de noviembre de 2025

Brasil. Pantanal, el ombligo de América del Sur (2025).

La metáfora no es mía, pero me la apropio para esta entrada, porque es la más gráfica de cuantas he leído sobre este bioma. El Pantanal, en el interior del Brasil, es una región natural no demasiado conocida, pero enormemente rica en fauna.

Situada en el centro geográfico de América del Sur, casi la misma distancia hay al Caribe que a la Patagonia, la misma al Atlántico que al Pacífico. Para completar la metáfora, en ese medio y mitad del interior del subcontinente, a 2.000 km de cualquiera de los océanos que lo bañan, sorprende encontrarse a una altitud de apenas 70 a 200 m sobre el nivel del mar. ¿Es o no un ombligo?

En la capital del estado de Mato Groso, Cuiabá, iniciamos el pasado mes de septiembre un recorrido de cuatro semanas por el sur de Brasil, comenzando por el sector norte del Pantanal (Poconé, Porto Jofre) para seguir hacia el cerrado de las mesetas del Parque Nacional Chapada dos Guimaraes, un bioma forestal seco que es el más extenso de Brasil después de la Amazonía.

De allí nos dirigimos hacia la mata atlántica de Iguazú y sus cascadas, en el estado de Paraná, con una breve incursión en la provincia de Misiones en el norte de Argentina, para regresar y finalizar el mes con un recorrido por la Costa Verde del estado de Río de Janeiro (Paraty, Ilha Grande, Río P.N.Tijuca).

Apenas ha sido un pequeño "arañazo" a este país-continente que es Brasil, un gigante en biodiversidad, en culturas, rítmicas, desigualdades y en un sinfín de aspectos, de los que solo manejamos unos tópicos, que me ponen la cabeza y los sentidos en ebullición. Habrá más. 

El Pantanal norte es recorrido por una única carretera de tierra entre Poconé y Porto Jofre, de 140 km, que muere a orillas del río San Lorenzo y es conocida como la transpantaneira. En el cartel de entrada, un hornero (Furnarius rufus) ha edificado su precioso nido de barro mostrando que a partir de aquí, es la naturaleza la que manda. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

La vida natural en el Pantanal vive condicionada por los pulsos de inundación y sequía que se suceden anualmente y que modifican drásticamente el paisaje y la accesibilidad a los pastos de las haciendas ganaderas. Septiembre es un mes de mínimos, el agua está ceñida a ríos, caños y encharcamientos dispersos, y en ellos se concentra la fauna. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

Yacarés (Caiman yacaré) a cientos. Esa es la impresión tras de recorrer unos pocos kilómetros del Pantanal norte. En cualquier humedal que mires allí están, dando cuenta el maná de peces que bulle en los remanentes de agua después de varios meses sin lluvias. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Gran parte del Pantanal son ranchos privados, las llamadas fazendas, de modo que el tradicional espacio natural protegido tiene aquí poco desarrollo. En la foto avetigre colorada (Tigrisoma lineatum) sobre construcciones de las termitas del género Cornitermes. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

El ganado cebú recorre en extensivo pastos entre humedales y bosques naturales. El resultado es un ecosistema equivalente a una sabana, dado que las inundaciones impiden intensificar el aprovechamiento. Hoy en día, muchas de estas estancias ganaderas complementan sus ingresos con el ecoturismo. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

 
Entre las aves, una de las especies más emblemáticas del Pantanal son los enormes jabirús (Jabiru mycteria). A su espectacularidad se une la facilidad para observarlos, dado su carácter confiado, algo que comparten con muchas otras especies que, a día de hoy, no sienten la presencia del hombre como una amenaza. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.


La concentración de peces en los caños de agua mermados proporciona un recurso accesible a los martínes gigantes neotropicales (Megaceryle torquata). Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

El ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) es el cérvido mayor de América del Sur y es una especie bien adaptada a estos ambientes con unas pezuñas distensibles con membrana interdigital que le facilitan en movimento por estos terrenos inundados. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

De junio a octubre la floración de los árboles conocidos en Brasil como ipés (Tabebuia sp), transforman los bosquetes del Pantanal en un lienzo de rosas y amarillos. La floración de estos árboles copa las ramas que, en ese momento, están sin hojas. En la foto un busardo sabanero (Buteogallus meridionalis) en un ipé rosa (Tabebuia rosea). Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

La cardenilla piquigualda (Paroaria capitata) es una de las pequeñas aves más características y llamativas de los medios inundados del centro y sur del continente. Carretera transpantaneira, Mato Groso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.



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