lunes, 24 de noviembre de 2025

Brasil (2025). "Cerrado hasta el amanecer". El bosque seco del Planalto brasileño.

Cualquier coincidencia de esta entrada con la película de Quentin Tarantino es pura coincidencia. De un plumazo me quito a los cinéfilos que dieron con este contenido por casualidad y pongo la cabeza del revés a la IA que aún anda en pañales sobre juegos de palabras y dobles sentidos, algo todavía humano, demasiado humano que diría Nietzsche.

El cerrado es el nombre de un tipo de sabana americana con una extensión enorme: 2 millones de kilómetros cuadrados. Y sí, si a nivel popular conocemos tan poco de él es porque casi todo se desarrolla en un territorio del que apenas tenemos referencias, el enorme Brasil Central, sobre una meseta de rocas precámbricas y sedimentarias conocida como Planalto.

Este bioma seco estacional recorre todo Brasil en diagonal separando los dos grandes biomas de bosque lluvioso de América del Sur: la Amazonía al noroeste y la Mata Atlántica al este. Allí, sobre un suelo limitante para la vegetación, con poco fósforo y alta concentración de aluminio, la evolución lleva 60 millones de años ensayando formas de vida adaptadas a ese ambiente.

Hasta hace apenas un siglo la densidad de población humana en el cerrado era anecdótica. Por él campaban algunas de esas poblaciones nativas que el antropólogo francés Claude Levi-Strauss retrató en su libro "Tristes Trópicos". Pero a lo largo del siglo XX esto fue el “far west” brasileño, una tierra de promisión “vacía” y lista para explotar: primero fue el oro, después la ganadería y en la actualidad la soja y algodón.

Bueno, pues algo de esta región tenía ganas ver, así que tras el paso por el Pantanal nos dirigimos al Parque Nacional Chapada dos Guimaraes que aún mantiene buenas extensiones sin transformar. Allí el calor nos coció los sesos y los árboles, ingratos, no alcanzaban ni para dar una mínima sombra. Afortunadamente la región está llena de cascadas donde nos refugiamos en las horas centrales del día.

 

"Cerrado hasta el amanecer". P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

La cascada Velo de Novia, de 70 metros, es el atractivo más conocido del P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Las paredes de arenisca roja del borde de la meseta del Planalto son lugares de nidificación de una especie emblemática, el enorme guacamayo aliverde (Ara chloropterus). P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.
 
El cerrado presenta diferentes grados de apertura y ha sido modelado por la afeccion del fuego en época seca. En las zonas con afloramientos húmedos de ladera aparecen las palmeras aguaje (Mauritia flexuosa). P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Orquídea Epidendrum campestre. P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Densa vegetación de cerrado un valle fluvial abierto en el borde de la meseta de areniscas sedimentarias.P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.
 
La chara crestada (Cyanocorax cristatellus), es un córvido endémico del cerrado con amplia distribución dentro de la región. P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

La familia de las bromelias tiene tal diversidad que nunca deja de sorprenderme. Aquí una de preciosos colores y aspecto de piña terrestre. P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Ciudad de Piedra es como se conoce a uno de los bordes más impresionantes de la caída de la meseta de arenisca del Planalto hacia la cuenca de Cuibá que drena hacia El Pantanal. P.N. Chapada dos Guimaraes. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.
 
Las máscaras de la etnia Kura-Bakairi del Mato Grosso representan espíritus acuáticos que influyen en las migraciones de peces y equilibran las épocas de lluvia y de seca. A la llegada de los colonizadores, en el territorio de lo que hoy es Brasil se estima que hubo 4-5 millones de personas de 1.400 etnias. Tras cinco siglos la población indigena ronda las 800 mil de 300 etnias. Museo Rondón. Cuiabá, Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

La frontera agrícola en Mato Grosso avanza rápidamente a costa del cerrado. Enormes extensiones son deforestadas para cultivar soja y algodón, con grandes inversiones de agrotóxicos, con destino al mercado global: la soja para piensos de agricultura industrial y el algodón para la industria textil expoleada por la moda. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.


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