Me encanta el término criaturas, lo mismo vale para referirse a un cachorro humano, que para una fiera tremebunda y amenazante, que para un monstruo de una película de Serie B con aspecto de lagarto bípedo que sale del lodazal con una chica en brazos.
Pues eso, que una de las razones por la que la mayoría acudimos al Pantanal es para ver criaturas, y de todas las allí posibles hay una para la que llevamos las expectativas altas, una que en el resto de su área de distribución es un fantasma en la espesura y que en esta zona de Brasil, no solo es posible ver, sino requetever, disfrutar... y hasta aburrirte de ello: el jaguar.
Cuando embarcamos en Porto Jofre hacia algunas de las zonas donde sus avistamientos son más frecuentes esperaba sí, al cabo del día, tener la oportunidad de ver alguno. Sin embargo, no fue uno sino un total de 6 ejemplares diferentes los que vimos en 7 ocasiones a lo largo de la jornada por el río San Lorenzo.
En septiembre, al finalizar la época de seca, los humedales del Pantanal están mermados y el agua apenas circula ya solo por los caños y ríos principales, de modo que una gran parte de la fauna se concentra en sus orillas. Y donde están las presas están los depredadores. Son esas orillas las que frecuentan los jaguares, como cazadores versátiles tanto en la tierra como en el agua.
No es fácil encontrar otro sitio en América donde este felino dé tantas oportunidades. Y tantas veces pasan los observadores por delante de sus narices que, al igual que sucede con leones y leopardos en los parques nacionales africanos, los jaguares del Pantanal se han acostumbrado a ignorarnos.
Así, ya haya una o veinte lanchas en el río, ellos siguen a lo suyo con solo alguna mirada furtiva e indiferente. Y lo suyo, en la jornada que estuvimos recorriendo el río, era dormitar en la rama de un árbol, sestear sobre el barro húmedo de la ribera, cuando a medio día el termómetro casi alcanzaba los 40 grados, o caminar por alguna orilla y zambullirse en el agua a la búsqueda de algún yacaré o capibara despistados. Ver estas y otras criaturas de por allí bien vale un viaje.
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| Nunca pensé que llegaría a contemplar un jaguar (Panthera onca) con este grado de detalle, sin prisas y con el convencimiento de que la interferencia con su rutina sería mínima. Cosas que solo pasan en el Pantanal. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| A media mañana, con el estómago lleno y a una temperatura ambiente como para pocos movimientos, Marcela, esta hembra de jaguar (Panthera onca) identificada por el patrón de manchas dentro del programada de seguimiento de la especie en la zona, nos ofreció poco más que bostezos en la hora que estuvimos observándola mientras descansaba encaramada en este gran árbol con nidos colgantes de cacique (Psarocolius decumanus) sobre un remanso cubierto de jacintos de agua (Eichhornia crassipes). Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| El jaguar (Panthera onca) es un hábil y versátil depredador que, a diferencia de otros felinos, no rehuye el agua y es habitual verlo nadando y buscando todo tipo de oportunidades en las orillas incluidos peces, galápagos o yacarés. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| La capibara (Hydrochoerus hydrochaeris) es el roedor más grande que existe, con un peso que va de los 27 a los 70 kg. Herbívoro, principalmente de plantas acuáticas, es una especie abundante y demasiado apetecible para un jaguar. Su mirada al horizonte cuando descansa, es pura reminiscencia de aquella mirada puesta en "el mañana", de la célebre foto del Che Guevara. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Ousado, es el nombre que pusieron a este macho, que en 2020 fue rescatado con quemaduras y debilitamiento producido por la afección de un incendio, que fue rehabilitado y liberado de nuevo con un collar con GPS para monitorizar sus movimientos y evaluar su readaptación. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Tras la búsqueda de jaguares y, visto que estábamos teniendo éxito, nos propusimos la búsqueda de nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis), una especie que nunca había visto. Durante cerca de una hora estuvimos detrás de esta pareja que, indiferentes a nuestra presencia, pescaban sumergiéndose y buceando en las turbias aguas del San Lorenzo. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Los peces del Pantanal tienen bastante que temer de la potente dentatura de las nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis) y su voracidad Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Otra de las criaturas "estrella" del Pantanal es el guacamayo Jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus), una especie que en la década de los 80 redujo su población a cerca de 1.500 aves tras ser capturada a millares y comercializada para cautividad. El Proyecto Arará Azul, iniciado en los 90, logró recuperar su población local convirtiéndose en un experiencia de éxito. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Más allá de las especies grandes y mediáticas de la fauna del Pantanal, el propio hábitat de caños, riberas y canales con vegetación inundada es en sí un atractivo enorme donde observar garzas, cormoranes, aningas, martines pescadores y otro montón de aves en sus riberas. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Ousado, el jaguar que por la mañana contemplamos activo en el agua, nos volvió a regalar, a última hora de la jornada, su poderosa presencia en una playa de arena dorada bajo la cálida luz de tarde. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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| Cuando me preguntan por los peligros de la observación de fauna salvaje, no me gusta minimizar los riesgos ni ser complaciente, me recreo en las dificultades y los "sinsabores" de la empresa, en lo aventurado del empeño, en la épica de la experiencia. Porque sin épica, qué nos queda. No vaya a ser que descubran que no hay nada de especial en maravillarse por lo extraordinario. Mato Grosso, Brasil, Septiembre 2025. Foto: Iratxe González. |
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