martes, 19 de agosto de 2025

La isla

Hay una isla en el Ebro que se diría poca cosa, que por no ser ni siquiera es natural. Donde ahora emerge, en los años 80 solo estaba la lámina de agua del azud de un antiguo molino situado en la margen izquierda debajo del Puente de Piedra de Logroño. Así lo veíamos cuando cruzábamos ese puente que traía a los peregrinos del Camino de Santiago a la ciudad.

En aquella década, la isla no existía. Lo que sí había era otra, natural, alargada, irregular, cambiante, de grava, con chopos, sauces y fresnos, justo debajo del azud del molino. En lugares así las corrientes dictan al Ebro que deje sus sedimentos que luego la vegetación cubrirá.

Fue entonces cuando alguien puso sus expectativas sobre el viejo molino y se propuso transformarlo en lucrativa central hidroeléctrica. Y para ello cambiaron la escollera del azud que cruzaba el río en diagonal, por una nueva y recta siguiendo el trayecto más corto de orilla a orilla.

Afortunadamente, la nueva escollera se diseñó con una pendiente muy tendida, con rápidos y corrientes, y pronto se naturalizó. Pero aquel cambio en la dinámica fluvial podía hacer desaparecer la isla natural y, como medida compensatoria, crearon una isla artificial en la lámina de agua represada, con contornos regulares, escollera y sauces llorones en los bordes para estabilizarla.

Hoy, más de tres décadas después hay dos islas: la natural, aguas abajo del azud, sometida a la dinámica atroz de rápidos y crecidas, y la artificial aguas arriba, estable, atípica, inexpugnable. Con el tiempo, el Ebro la ha hecho suya y la ha cubierto de vegetación natural y su tranquilidad proporciona a muchas especies un sitio seguro y sin molestias.

En ella hay cigüeñas y águilas calzadas criando a pocos metros,  duermen garcetas y martinetes a la noche, los castores han construido su madriguera, descansan las garzas reales y, de cuando en cuando, un martín pescador sale disparado como una flecha azul turquesa gritando sobre la lámina de agua. Un lujo en pleno tramo urbano del Ebro en Logroño. 

La isla artificial del Ebro en Logroño sobre el tramo represado por el azud de la central hidroeléctrica, a la derecha el paseo peatonal y su barandilla que es un punto de observación excepcional para la la vida natural de la isla. Foto: César María Aguilar Gómez.

Ortofoto actual (2023) del tramo del Ebro en Logroño donde se sitúa la isla artificial (como una alubia), la escollera tendida y los retazos de la isla natural aguas abajo.
Ortofoto de 1977 del tramo del Ebro en Logroño donde se observa el azud de en diagonal del antiguo molino y la isla natural aguas abajo. Aún no se había creado el Parque del Ebro que se inauguró en 1993.

Escollera del azud de la central hidroeléctrica, naturalizado, bajo la isla artificial, un lugar al que acuden garcetas blancas, martinetes, andarríos y cigüeñas a pescar en las corrientes. Foto: César María Aguilar Gómez.
Martinete pescando en los rápidos de la escollera del azud, una garza con actividad crepuscular y nocturna. Foto: César María Aguilar Gómez.

En la isla, desde hace algunos años, una pareja de águilas calzadas saca uno o dos pollos en un nido visible desde la barandilla del paseo peatonal. Foto: César María Aguilar Gómez.

El juego de luces que se crea al amanecer sobre la isla genera una escenografía ideal para fotografiar a las garzas reales que descansan sobre las ramas emergidas de sus orillas. Foto: César María Aguilar Gómez.
Martín pescador, la fecha turquesa de las orillas del Ebro. Foto: César María Aguilar Gómez.

Al ponerse la luz de la tarde, los castores salen de la madriguera que tienen en la isla, recorren sus orillas discretos y buscan un lugar resguardado donde salir a tierra para acicalarse un rato el pelaje, comer un poco de hierba y descortezar algunas ramas. Foto: César María Aguilar Gómez.
La vida natural que se contempla en la isla no está reñida con estar en un tramo urbano del Ebro en Logroño. A escasa distancia, al caer la noche, se ilumina el puente de Piedra y las torres de las iglesias del casco viejo (en la foto la aguja gótica y la torre barroca de Palacio y las gemelas barrocas de La Redonda). Foto: César María Aguilar Gómez.

sábado, 17 de mayo de 2025

Contar con lobos

Yellowstone 1926. Los guardas del primer Parque Nacional creado en los Estados Unidos en 1872 acaban de matar el último lobo del lugar. La persecución del depredador apical había dado el resultado buscado: el exterminio de sus poblaciones. Y si esto sucedía en un parque nacional, es fácil imaginar la situación fuera de ellos en otras partes del país.

Siete décadas después, los vientos habían cambiado. En los 90 se iniciaba un audaz proyecto de reintroducción que comenzó con el traslado de 14 lobos salvajes, pertenecientes a 3 manadas, y 1 macho solitario capturados en Alberta, a unos 885 kilómetros al norte de Yellowstone. El 12 de enero de 1995 llegaban al parque aquellos primeros fundadores en un remolque para caballos.

El esfuerzo para contar con lobos en las montañas de Wyoming, Idaho y Montana fue titánico, una tarea que se vio recompensada con un gran éxito. Su regreso restauró los procesos ecológicos del parque generando un efecto regulador en los hábitats ampliamente difundido en artículos científicos, divulgativos y documentales.

El biólogo y escritor Rick Mcintyre fue testigo de excepción de aquellos primeros años y recientemente se han traducido dos de sus libros sobre aquellas manadas de Yellowstone. Antes de involucrarse en el proyecto de reintroducción, Rick ya había trabajado 15 veranos seguidos como guía del Parque Nacional Denali en Alaska, así que algo de recorrido tenía.

Yo ando estos días disfrutando de El despertar del lobo 8 y no puedo más que sentir una enorme envida por el detalle de los avistamientos que describe y la vida social que es capaz de inferir. Y lo hago pensando en la dificultad de lograr algo remotamente parecido en nuestro contexto ibérico.

Una parte del mérito de Rick lo revela él mismo cuando habla de uno de aquellos veranos en Yellowstone, el de 1997: «los seis meses de aquel año (….) salí en busca de lobos 170 días y los vi 149 días, o sea el 88 % del tiempo. Mis avistamientos de lobos ascendían a 1.462, muy por encima de lo que vi en 1995 y 1996 y aproximadamente el doble del total de mis avistamientos en Denali durante quince veranos. La clave (…) era salir todos los días mucho antes del amanecer, daba lo mismo el clima o lo cansado que estuviera».

Leyendo esta historia de la reintroducción, del esfuerzo que costó llevar de nuevo a la especie al parque y de todo lo que se aprendió en el proceso, no puedo evitar la comparación con los mezquinos tiempos que nos está tocando vivir con el lobo en España y toda la demagogia, medias verdades y mentiras a sabiendas que se vierten a diario sobre la especie. España no es Yellowstone, eso desde luego, pero parece que algo solo se pone en valor cuando se pierde y, en ocasiones, el ruido de fondo me recuerda más a aquel de 1926 que a uno del siglo XXI.

 

El despertar del lobo 8. Rick McIntyre. Editorial Carbrame.

Montañas del Sistema Ibérico riojano. Las amplias extensiones forestales y las buenas poblaciones de ungulados proporcionan el hábitat para varias manadas de lobos. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

Lobo ibérico (Canis lupus signatus). Hembra reproductora de un grupo territorial. La presencia de un depredador apical como el lobo regula las poblaciones de ciervos, corzos y jabalíes. Su sola presencia crea los denominados "paisajes del miedo" haciendo que las presas se comporten de forma muy distinta a como lo harían en su ausencia. Esta influencia modula el impacto que estos herbívoros tienen en la vegetación del territorio y proporciona un equilibrio en el ecosistema que la caza deportiva de ungulados no puede lograr. Sistema Ibérico riojano. Imagen de fototrampeo. Foto: César María Aguilar Gómez.

Lobo ibérico (Canis lupus signatus). Al trote los ejemplares se desplazan, habitualmente, varios kilómetros cada noche recorriendo una extensa área de campeo, que puede rondar los 200 km2 por manada, buscando oportunidades de caza, visitando los límites del territorio e indagando, a través de los marcajes de olor, la situación, composición y estado de las manadas colindantes o de los ejemplares solitarios que deambulan por la zona. Sistema Ibérico riojano. Imagen de fototrampeo. Foto: César María Aguilar Gómez.

Los ungulados en general y el ciervo (Cervus elaphus) en particular, como el resto del gran macho de la foto, son las presas principales del lobo en el Sistema Ibérico. Los lobos detectan los ejemplares más vulnerables, por enfermedades, defectos físicos o aquellos que, en invierno, están en peores condiciones y tienen dificultades para escapar de su persecución y acoso. El riesgo de lesión que asumen frente a un animal sano y combativo, por coz o embestida, es demasiado alto, así que en la medida de lo posible tratarán de evitarlo. Sistema Ibérico riojano. Foto: César María Aguilar Gómez.

jueves, 1 de mayo de 2025

«Creo que he visto un lindo gatito». Linces y depredaciones sobre ungulados en La Rioja y más allá.

¿Linces en La Rioja? Así es, aunque en realidad habría que hablar en singular y con un nombre propio: Kentaro. El joven macho de lince ibérico (Lynx pardinus) al que se asignó ese nombre nació en un centro de cría de cautividad del programa de conservación de la especie y fue liberado en Toledo en 2014. Desde allí emprendió su dispersión en busca de un territorio propio, hacia el norte, por una tierra sin linces, hasta llegar a La Rioja en mayo de 2015.

A Kentaro, en realidad, lo vieron muy pocos por esta región, a pesar de que pasó un mes recorriendo las montañas de Sistema Ibérico riojano. De Cebollera a La Demanda, de Lumbreras a Ezcaray, moviéndose en el crepúsculo, al amanecer, durante la noche, encamado durante día. Así que pocas bocas habrían podido pronunciar aquella frase irónica que Piolín, el canario, soltaba cada vez que barruntaba la presencia del gato Silvestre que lo perseguía.

Yo tampoco vi al “gato” Kentaro, al menos en vivo, aunque sí a través de las cámaras de fototrampeo que le colocaba junto a sus presas. De su llegada a La Rioja nos informó el equipo que gestionaba las señales del emisor GPS que portaba en un collar. Durante aquel mes, cada vez que detenía sus largos desplazamientos supimos que había cazado un ungulado al que volvería a alimentarse.

Kentaro, fuera de su zona de confort, en las altas montañas sin la presa principal de los de su especie, el conejo, se las apañaba matando corzos y ciervos. Presas que superaban holgadamente el doble de su peso. Ya lo había hecho antes de llegar aquí, nos advirtieron, y siguió haciéndolo por estos lares. Y eso, aunque ya se había registrado en su especie, no era muy habitual en el área de distribución de los linces ibéricos en el sur de la Península.

Juntando la información de aquellas presas de Kentaro con las de otros ungulados cazados por otros linces con emisores en España, estos días hemos sacado una nota breve sobre este comportamiento en la revista Galemys. Por aquí dejo el enlace para la descarga gratuita del artículo, así como la noticia de la administración de La Rioja con la que en su día dio a conocer el paso de este ejemplar por la región.

Descarga del artículo en pdf: 

https://www.researchgate.net/publication/391071998_Depredaciones_de_lince_iberico_Lynx_pardinus_sobre_ungulados_silvestres

https://secem.es/sites/default/files/galemys/articles/Galemys-37-2025-N2-Jime%CC%81nez..pdf 

Noticia Web Gobierno de La Rioja 2015:

https://www.larioja.org/medio-ambiente/fr/econoticias/econoticias-2015/03_lincekentaro

 


Lince Kentaro volviendo a los restos de una corza que había matado un día antes y que había ocultado con hierba. Mayo 2015. Valle del Oja, Ezcaray (La Rioja). Imagen de fototrampeo.

 
Durante el mes que Kentaro pasó por la montaña riojana mató 3 corzos adultos (2 machos y 1 hembra) y un ciervo (1 macho vareto). En la foto destapando una corza depredada y ocultada. Mayo 2015. Valle del Oja, Ezcaray (La Rioja). Imagen de fototrampeo.

Corza cazada por Kentaro en un matorral creado tras el incendio de un pinar de montaña situado por encima de los 1500 m (el bosque del fondo es un hayedo) y ocultada  con hierba para protegerla del carroñeo. Mayo 2015. Valle del Oja, Ezcaray (La Rioja). Foto: César María Aguilar Gómez.

 

jueves, 24 de abril de 2025

Delibes y las truchas del Iregua

A Miguel Delibes le gustaba pescar truchas. Pero, amargamente, se quejaba de que en su Valladolid natal no disponía de ríos para su afición. Para remediarlo acudía regularmente a distintos tramos de ríos de León, Burgos y Palencia. Y a un par de ellos en La Rioja.

Buscando en el depósito de la biblioteca regional di con un libro suyo del que no había oído hablar: Mis amigas las truchas. El subtítulo ya lo dice todo: Block de notas de un pescador de ribera. En él, a modo de diario, cuenta esas jornadas en los ríos a comienzos de los 70.

No me resisto a traer algunas de las impresiones que anotó el 20 de abril de 1972 en el Iregua, uno de los dos ríos que solía visitar en La Rioja. El otro era el Najerilla.

«La bruma había levantado y, desde lo alto, pude recrearme en la belleza majestuosa del contorno, las grandes montañas con las cumbres nevadas, los cantiles verticales de la quebrada del río, los robles tenaces (aún con hoja de invierno) milagrosamente inhiestos en la ladera de a plomo. Este agreste paisaje, sorprende más por su contraste con los accesos desde Logroño: la ternura de la campiña riojana con cepas desnudas, recién podadas; el verde jugoso y variopinto de los campos de cereal y las vegas ―con unos barbechos de tierra rosada, casi violácea― dulcemente suavizados por el verde incipiente de las pobedas ribereñas. ¡Hermosa campiña la riojana!»

«El Iregua (...) es el típico río de montaña, muy encajonado, impulsivo y diverso. Es río locuaz, que dice muchas cosas y, las que no dice, las sugiere». Miguel Delibes, 20 de abril 1972. Río Iregua (La Rioja). Foto: César María Aguilar Gómez.
 
«El Iregua (...), erizado de rocas, tan pronto se desmelena en un recial incontenible, como se explaya mansamente en una vadera de aguas placidas». Miguel Delibes, 20 de abril 1972. Río Iregua (La Rioja). Foto: César María Aguilar Gómez.

«La infinidad de obstáculos que pueblan el Iregua resulta pintiparada para una pesca metódica, de registro, que requiere una participación inteligente del pescador». Miguel Delibes, 20 de abril 1972. Río Iregua (La Rioja). Foto: César María Aguilar Gómez.

Mis amigas las truchas. Miguel Delibes. Ediciones Destino 1977.

domingo, 23 de marzo de 2025

Biografías. El impulso de fisgar.

Hay algo innato que nos impulsa a querer saber más de los demás, un interés por fisgar en la vida de otros. No descubro nada y en su vertiente más entrometida es el motivo de la prensa rosa.

Probablemente este impulso tenga una base biológica, además de cultural. Si así fuera, sería un rasgo adaptativo exitoso fijado por la selección natural a lo largo de nuestra historia evolutiva.

Como animales sociales, querer saber de los demás solo puede traernos ventajas: nos da información para nuestras relaciones, nos muestra vivencias de las que extraer conclusiones y nos proporciona pautas, ideas o caminos a considerar. En definitiva información que puede contribuir a un mayor éxito biológico.

Esta curiosidad, creo yo, es la que nos lleva a leer biografías. A mí me atraen las de personas que han dedicado tiempo a algo que admiro o que me hubiera gustado vivir. O simplemente fue porque un día me crucé con alguna información de ellos, tan sorprendente que quise saber más de esa persona.

Por aquí dejo una muestra de algunos de esos libros y vidas en las que metí la nariz el pasado 2024.


El científico. Edward O. Wilson, una vida en la naturaleza. Richard Rhodes. 

Todo biólogo ha estudiado en ecología a Edward O. Wilson, considerado uno de los biólogos evolucionista más importantes tras Darwin. Entre sus contribuciones está la teoría biogeográfica de islas y la popularización del término biodiversidad. Wilson ha escrito muchas y significativas obras divulgativas que he devorado maravillado. Y lo ha hecho hasta el final de su larga e intensa vida. De esta biografía lo que más me ha sorprendido ha sido la pugna que mantuvo para mantener el perfil de los naturalistas en la ciencia cuando la biología molecular se postulaba como el único camino a seguir en la biología. Una biografía muy recomendable.

 

Hugo Pratt. El deseo de ser inútil. Recuerdos y reflexiones. Conversaciones con Dominique Petitfaux.

Hugo Pratt es el creador del personaje de cómic Corto Maltés. A poco que uno ojee cualquiera de sus historias gráficas se da cuenta de que su dibujante y guionista bebe de fuentes culturales que la mayoría de los lectores no sabíamos ni que existían. No es casualidad. La vida de Hugo ha sido tan fascinante como la de su personaje. Parece que el dibujante siempre fue reacio a hablar de sí mismo, pero en este libro, que transcribe una serie de entrevistas sobre su vida, lo hace y no sabe cuánto se lo agradecemos muchos de los seguidores de Corto Maltés. Y por cierto, el título del libro es impagable.


El hombre de las dos patrias. Tras las huellas de Albert Camus. Javier Reverte.

Este libro de Javier Reverte no es en sí un biografía al uso. Es el libro de un viaje que hace a Argelia a los paisajes del filósofo existencialista para entender mejor su obra. Esto es lo que ha venido haciendo con muchos de sus mitos literarios y es un formato que me gusta bastante porque mezcla literatura de viaje y biografía, dos de mis géneros preferidos de no ficción. En este nos sumerge en uno de los filósofos y escritores más influyentes y rupturistas del siglo XX.

 

 

Possuelo, El hombre que paró el tiempo. Relatos amazónicos. Luis Miguel Domínguez.

Conocí la existencia de Sydney Possuelo, el indigenista brasileño que dedicaba su vida a defender indios no contactados, a través de Javier Moro y su libro Senderos de Libertad, una historia sobre la defensa del Amazonas y la vida de Chico Mendes de finales del siglo XX. Lo que no sabía es que Luis Miguel Domínguez, el naturalista y productor español de series documentales, había tenido una relación tan estrecha con él como para pretender contar su vida con la ayuda de Sydney. Para mi gusto Luis Miguel flojea como escritor, pero en este libro no le pido tanto ese perfil como la posibilidad de darnos a conocer la vida de este activista que estaba sin contar.

 

Noam Chomsky. Una vida de discrepancia. Robert F. Barsky.

Chomsky no necesita presentación, es uno de los intelectuales estadounidenses vivos con mayor presencia política, social y académica en el último medio siglo. Su obra política, de orientación libertaria, su contribución a la lingüística y su activismo y toma de posiciones en la política estadounidense y mundial son bastante conocidas, desde Israel (Noam es judío) hasta todo tipo de guerras y conflictos mundiales. Se esté o no de acuerdo con él, hay que reconocer que su capacidad de análisis y escritura es de otro planeta. Esta biografía me ha parecido interesante, pero "dura" de seguir. No siempre todo está al alcance de los profanos.

 

 

Siete vidas y media. Recuerdos. Alberto Vázquez-Figueroa.

Alberto Vázquez-Figueroa es uno de los escritores españoles de bestseller más prolífico. De todo es capaz de sacar una novela, la gran mayoría de ellas relacionadas con viajes o vivencias propias. Yo apenas he leído alguna cosa de él, no me ha atraído en exceso su fórmula generalista, sin embargo después de escucharle una entrevista vi que tras su oficio había un tipo bien vivido y me dio curiosidad. Indagué y realmente era así. Di con este libro que se aproxima a una biografía, y digo se aproxima porque, como le pasa a muchos con su perfil, no tenía mucho interés en contar su vida. Él pensaba que su obra eran sus libros, no sus vivencias. Ambas cosas, creo yo.


El río. Exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica. Wade Davis.

Este libro se ha vuelto un clásico en toda América y ha sido reeditado bastantes veces. Es especialmente popular en Colombia, donde me lo recomendaron cuando no había oído hablar ni de él ni de su protagonista, el botánico norteamericano Richard Evans Schultes. El río es un libro extenso escrito por uno de sus discípulos, Wade Davis, que recoge tanto sus recuerdos de viajes para los trabajos académicos de Schultes y su equipo, como la biografía de su mentor en los años de exploraciones por México y el Amazonas al rescate de conocimientos indígenas de las plantas, especialmente las de efectos psicotrópicos que venían usándose desde antiguo y de las que, a nivel científico, se desconocía casi todo: peyote, ayahuasca, coca... Todo un hallazgo de historia, personaje y libro.


Una vida en nuestro planeta. Mi testimonio y una visión para el futuro. David Attenborough.

David Attenborough sigue produciendo con su más de 90 años. Aunque la inmensa mayoría de lo que ha hecho ha sido audiovisual, recientemente ha publicado este libro que acompaña a un documental. Como dice el título, en él da cuenta del mundo que ha visto y cómo se encontraba. Además, reflexiona sobre hacia dónde deberíamos encaminarnos si queremos mantener esa biodiversidad que tan ampliamente ha documentado y que es el soporte de nuestra existencia en la Tierra. Por ello, este no este libro no es una biografía tal cual, pero sí hay muchas de sus vivencias en los capítulos de la primera parte que me ha encantando descubrir.

lunes, 10 de marzo de 2025

Hábitat para el quebrantahuesos en La Rioja.

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) desapareció del Sistema Ibérico riojano hacia mediados del siglo XX. En las últimas décadas las observaciones de aves dispersantes en estas montañas han sido cada vez más frecuentes. La mayoría de esos ejemplares pasan por aquí días, semanas e incluso meses y son jóvenes o subadultos, tanto nacidos de forma natural en el Pirineo como liberados en alguno de los proyectos de reintroducción que hay en España (Maestrazgo y Cazorla).

Esta dinámica propició que en 2022 y 2023 una pareja se asentara en el Alto Najerilla e hiciera sendos intentos de nidificación. Desafortunadamente ambos fracasaron por causas naturales y, para colmo de males, unos meses después del último intento la hembra murió en un movimiento de dispersión fuera de la región.

A pesar de aquel fracaso, lo relevante es que el Sistema Ibérico riojano cuenta con áreas favorables para recuperar una población reproductora de la especie. Esta es la idea que hemos comunicado en un póster presentado en el 26 Congreso Español de Ornitología celebrado días atrás, del 12 al 14 de febrero de 2025, en Valencia. En él se resume el análisis que realizamos para identificar zonas donde un posible proyecto de reintroducción podría contar con mayores garantías de éxito.

Descarga del póster en pdf

https://www.researchgate.net/publication/392135506_Evaluacion_de_la_adecuacion_del_habitat_para_la_reintroduccion_del_Quebrantahuesos_en_La_Rioja 

Póster presentado en el 26 Congreso Español de Ornitología organizado días atrás, del 12 al 14 de febrero de 2025 en Valencia por la Sociedad Española de Ornitología (SEO).



 

Adulto de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) tomando corrientes térmicas que se forman en los paredones calizos de las montañas que frecuenta. Ejemplar fotografiado en el Pirineo aragonés. Foto: César María Aguilar Gómez.


Cabecera del río Portilla, la presencia de ganadería extensiva, que aprovecha los pastos calizos, y la abundancia de ungulados silvestres favorecen la presencia de restos óseos de carroñas de los que se alimenta. Sistema Ibérico riojano. Foto: César María Aguilar Gómez.




Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) joven con plumaje oscuro, muy diferente de la coloración que tendrá de adulto. Durante varios años, los jóvenes y subadultos realizan amplios desplazamientos territoriales que les llevan a visitar cordilleras diferentes a las que nacieron. Fruto de esas exploraciones llegan aves al Sistema Ibérico riojano. Ejemplar fotografiado en el Pirineo aragonés. Foto: César María Aguilar Gómez. Gómez










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