«Es ficción», pensé cuando me puse a ojear, por primera vez, la contraportada del libro. Pero no lo era. Y su autor es, además, el protagonista de la aventura: Felice Benuzzi (1910-1988) un alpinista y diplomático italiano que, en 1943, se fugó del campo de prisioneros donde estaba retenido, a los pies del Monte Kenia, solo para escalar aquella cumbre que veía en la distancia.
20 días duró su ascensión y regreso al campamento. Sí, he dicho bien, regreso al campamento, pues la fuga no tenía otro objetivo que escalar la montaña. Bien sabían él y sus dos compañeros que no tenían ninguna opción de huir a un país aliado sin ser detectados en una Kenia colonial situada en el bando contrario al de su país. No sin un apoyo externo. Y, desde luego, no lo tenían. Pero lo que sí tenían era la necesidad de vivir, por unos días, como hombres libres hacia aquella cumbre por encima de los 5.000 metros.
He devorado el libro este otoño. He seguido a Felice y a sus compañeros mientras confeccionaban, de manera clandestina, el material necesario para la ascensión; mientras planificaban los detalles de su huida y, finalmente, transitando por selvas, bosques de bambús y pastos alpinos poblados de senecios gigantes, hasta alcanzar la desnuda roca de las cumbres. Un recorrido por los distintos pisos de la vegetación afroalpina poblada de elefantes y búfalos iracundos que debían evitar a toda costa.
He contado durante la lectura con buenos referentes para imaginar los paisajes: la incursión de este verano de 2021 a los Aberdare durante un viaje por Kenia. Los Aberdare son una cordillera “hermana” del Mt. Kenia, con idéntica vegetación y fauna a la que describe Felice, a la que solo le faltan los últimos mil metros de aquel, pues es un macizo más antiguo y erosionado, sin los abruptos relieves de roca que cotizan entre los alpinistas. Una cordillera discreta, poco transitada, pero igual de fascinante, con cuyas fotos acompaño la reseña de este sorprendente libro.
El precioso anteojitos serrano etíope (Zosterops poliogastrus) habitante de los densos brezales montanos. Cordillera Aberdare. Kenia. Agosto 2021. Foto: César María Aguilar Gómez. |
Hagenia abyssinica y sus troncos repletos de musgos en el húmedo bosque montano. Cordillera Aberdare. Kenia. Agosto 2021. Foto: César María Aguilar Gómez. |
Cercopiteco de diadema (Cercopithecus mitis kolbi) en el piso altitudinal de los bosques de bambú. Cordillera Aberdare. Kenia. Agosto 2021. Foto: César María Aguilar Gómez. |
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