miércoles, 29 de diciembre de 2021

Isla La Reunión (2000). El despertar de un volcán (y no es en la isla de La Palma)

(Texto y fotos traídos del muro de mi Facebook personal. Publicado el 28 diciembre 2021) 

«Oye, los atardeceres en esta isla son espectaculares», me lancé a decir a Carlos, mi compañero de viaje, mientras veía cómo las nubes que cubrían el volcán que coronaba La Reunión se incendiaban de rojo al ponerse el sol. Y la metáfora del incendio fue tal cual: el Pitón de la Fournaise acababa de despertar. Pero de aquello nosotros ni idea.

Era febrero del año 2000 y meses atrás los más agoreros habían vaticinado el apocalipsis por un colapso informático causado por la confusión que crearía el cambio de fecha en los ordenadores de todo el mundo. Al final todo quedó en nada. Todavía estoy por ver un apocalipsis que no me defraude. Así, aunque sabíamos que viajábamos por una isla cuyo volcán entra en erupción casi una vez al año, no esperábamos nada de él.

En realidad, los primeros días vivíamos y dormíamos en un diminuto Renault Twingo alquilado. En él nos dirigimos, nada más aterrizar en Saint-Denise, hacia el Pitón Maïdo para contemplar uno de los grandes circos volcánicos de la isla, el de Mafate.

Sin embargo, una enorme cascada que había anegado la carretera nos cortó el paso. Estábamos en época de lluvias y los barrancos bajaban desbordados. De regreso a la costa dimos con un tramo con arrecifes coralinos donde hacer esnórquel entre algún que otro pez escorpión. Más tarde perseguimos torillos en unos pastizales y, al atardecer, fue cuando aquel rojo de las nubes se me clavó en la retina.

Cierto es que en la radio del coche hablaban continuamente del Pitón de la Fournaise. En francés claro. Pero no nos extrañó pues, aun dormido, aquel era un lugar muy turístico. No fue hasta dar con una carretera cortada por "erupción" que comprendimos la situación: los intensos atardeceres eran producto del resplandor de la lava. En los siguientes días visitamos varias veces el volcán, día y noche, hasta la zona de seguridad que protección civil delimitó para observarlo y más allá.

Como todo el mundo, nos saltamos algunas de las cintas de protección, así que merecimos haber sido engullidos. Pero nadie resultó dañado. Aquel era un volcán hawaiano, con mucha lava y pocos gases, que son los que lanzan el material a distancia y crean situaciones de peligro. De aquellos días me quedan las imágenes del vómito de rocas incandescentes y el resplandor en la noche. Después de ver como las rocas pueden "nacer" fundidas y avanzar, ladera abajo, como si discurrieran por uno de los torrentes de chocolate de la factoría de Willy Wonka, ya todo en la vida es relativo.

Hoy, tras los tres meses de actividad del volcán de La Palma, muchos habrán presenciado algo parecido en vivo en esa isla. Y muchos más hemos contemplado hipnotizados las imágenes que nos llegaban a través de los medios de comunicación. Así, ahora que esa erupción se ha dado, oficialmente, por terminada, me han entrado ganas de compartir este recuerdo y acompañarlo con algunas de las fotos que tomamos, en diapositivas, y que hace algún tiempo digitalicé de forma muy, pero que muy artesanal. Espero sepáis disculpar la falta de calidad de las mismas.

Canales de lava fundida en el Pitón de la Fournaise en la Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: Carlos Gutiérrez Expósito.

Explosiones de lava en el Pitón de la Fournaise en la Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: Carlos Gutiérrez Expósito.

Coladas de lava, por la noche, en el Pitón de la Fournaise en la Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: César María Aguilar Gómez.

Gran cráter volcánico sobre el que se localiza el Pitón de la Fournaise en la Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: César María Aguilar Gómez.

Tratando de acceder, sin éxito, al Pitón Maïdo. «Por aquí me parece que no pasamos ¡Media vuelta!, a buscar torillos a la costa». Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: César María Aguilar Gómez.

Los franceses, tan suyos, te colocan una torre de iglesia tan grande y lucida de blanco que parece un faro para navegantes entre la exuberancia de los bosques lluviosos. Circo volcánico de Cilaos. Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: César María Aguilar Gómez.
Carlos y yo mismo, más tiesos que un pincel en el bosque de Bebour. Atentos, que los calcetines blancos con linea roja y azul no han vuelto a estar de moda desde entonces. Ahí lo dejo caer. Isla La Reunión. Francia. Océano Índico. Febrero 2000. Foto: Carlos Gutiérrez Expósito.

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