martes, 12 de diciembre de 2023

Bosque adentro. “Espiando” quién anda por ahí cuando no estamos.

Los bosques acogen más fauna de la que muchos imaginan. Gran parte de los mamíferos tienen actividad nocturna o crepuscular, así que es poco probable que coincidamos con muchos de ellos en un paseo. Y cuando lo hacemos, lo más que vemos es su patrón de huida.

El fototrampeo salva nuestra limitación para detectar mamíferos. Las cámaras que se usan en estos estudios son nuestros ojos en el bosque. Allí trabajan día y noche a cambio solo de unas pilas bien cargadas. Es un buen trato.

Entre mayo y julio de este 2023 mi amigo Ricardo Zaldívar y yo “espiamos” la fauna de varias zonas forestales de La Rioja usando el fototrampeo. En esta ocasión buscábamos al elusivo gato montés (Felis silvestris) para el I Sondeo Nacional de la especie, una iniciativa que llevamos cabo unos 40 voluntarios por toda España.

Nuestra área de estudio incluyó el piedemonte de la sierra de Moncalvillo, una zona de transición que comprende bosques y cultivos de secano entre el límite sur del Sistema Ibérico y el Valle del Ebro en los municipios riojanos de Ventosa, Sotés, Santa Coloma, Manjarrés y Bezares. En ella empleamos 12 cámaras durante dos meses que cubrieron una superficie de 2.000 hectáreas.

Los hallazgos de gato montés formarán parte de los resultados del sondeo que se publicarán más adelante, pero entre las miles de fotos procesadas hubo más especies. Buscábamos al felino, sí, pero salió todo lo que se mueve por el bosque cuando no estamos. Que,¡no es poco! 

El gato montés (Felis silvestris) apareció en las zonas con mayor presencia de conejo (Oryctolagus cuniculus), su presa, en pequeños bosquetes de robles (Quercus pyrenaica) y encina (Q. rotundifolia) en las zonas más próximas al Valle del Ebro. Allí también aparecieron ejemplares con aspecto compatible con híbridos con gato doméstico.

 

La gineta (Genetta genetta) es el único representante en Europa de una familia de mamíferos, los vivérridos, con origen en las zonas tropicales de África. En el área de estudio es común en todo tipo de zonas forestales donde se alimenta de micromamíferos.

La garduña (Martes foina), como otros mustélidos, es un animal curioso con habilidad para ponerse a dos patas cuando quiere acceder a algo para olisquearlo. En esa posición el amplio babero blanco que tiene en el cuello se hace más notorio, como en esta fotografía.





El tejón (Meles meles) es el mayor de los mustélidos del área de estudio y un animal curioso como pocos. No hubo ni una sola cámara en las que fue detectado a la que no acudiera a meter el ojo hasta el mismo objetivo para comprobar que era aquel artefacto.

La comadreja (Mustela nivalis), también un mustélido, tiene un cuerpo alargado y patas cortas. En esta imagen sale suspendida en un salto (arriba a la izquierda). La foto no puede definir mejor a este inquieto animal que todo lo que tiene de pequeño lo tiene de nervioso.

Para ver un zorro (Vulpes vulpes) no es necesario recurrir al fototrampeo, pero aun así se agradece poder tomar fotos como la de este ejemplar relajado tomando el rastro del suelo un día de niebla en el interior de un bosque de rebollos (Quercus pyrenaica).
A veces, las imágenes nos informan de algo más que de la detección de una especie. En este caso vemos un zorro (Vulpes vulpes) que acaba de capturar uno de los abundantes conejos (Oryctolagus cuniculus) que hay en las zonas próximas a los cultivos de secano.

Los meses de verano también nos permiten detectar a las crías de algunas de las especies que han criado con éxito esta temporada. Por esta vereda aparecen dos cachorros de zorro (Vulpes vulpes) que no deben tener muy lejos la zorrera donde han nacido.

Mientras en algunas zonas de España no hay manera de lograr recuperar las poblaciones de conejo (Oryctolagus cuniculus), en otras como el valle del Ebro son abundantes y una pieza clave como presa en el ecosistema.
Hozando el fondo de esta vaguada de bosque, este ejemplar de jabalí (Sus scrofa) muestra su sorpresa al observar al borde el camino un aparato de plástico situado en un tocón que no es capaz de reconocer: la cámara.

En junio las crías del jabalí (Sus scrofa) aún tienen ese pelaje canela con rayas que contribuye a que sean menos visibles entre la hojarasca y en los claroscuros del bosque. Mientras avanzan no olvidan lo que son: crías juguetonas que socializan con sus hermanos.

Este macho de corzo (Capreolus capreolus), en su empeño por restregarse en la vegetación para dejar su olor como forma de marcar el territorio, ha arrancado una rama verde que ahora lleva enganchada entre las cuernas.

Siguiendo a su madre, estas dos crías de corzo (Capreolus capreolus) avanzan por una ladera con encinas. Aún mantienen el pelaje moteado característico de sus primeros días de vida. Su curiosidad innata les hace poner atención a todo lo que pasa a su alrededor.
En junio los machos de ciervo (Cervus elaphus) aún tienen las cornamentas creciendo bajo la borra protectora, su celo llegará al comienzo del otoño y para entonces ya se habrán desprendido de ella. Este recorre un umbrío fondo de valle entre alisos y avellanos.

Aunque las cámaras buscaban mamíferos también son unas cuantas especies de aves las que atraviesan delante de sus objetivos. En las horas centrales del día, cuando el sol calienta más, una pollada de perdices rojas (Alectoris rufa) se refugia a la sombra.

En el sotobosque el chotacabras (Caprimulgus europaeus) reposa antes de volver a recorrer las zonas abiertas con su vuelo bajo y la boca bien abierta en busca de insectos que capturar.
Desde que se han vuelo comunes en las ciudades ya apenas reparamos en la belleza de las palomas torcaces (Columba palumbus), pero vistas de cerca y dentro del bosque lucen preciosas.

Pocas veces tenemos ocasión de ver un abejero europeo (Pernis apivorus) caminando por el suelo, como si fuera una galllina, buscando avisperos. En vuelo lucen la mitad de bonitos.

En un claro del bosque este azor (Accipiter gentilis) ha encontrado la carroña de un conejo (Oryctolagus cuniculus) que, días atrás, llegó arrastrada por la escorrentía del agua por la ladera tras una fuerte tormenta con granizo.

A media tarde un busardo ratonero (Buteo buteo) descansa, aparentemente contemplativo, en el claro de una repoblación de pino laricio (Pinus nigra).

Distribución de tres especies de carnívoros (gato montés, garduña, gineta) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).

Distribución de tres especies de carnívoros (zorro, tejón, comadreja) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).
Distribución de tres especies de ungulados (jabalí, corzo, ciervo) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).

Distribución de tres especies de roedores (conejo, ardilla, ratón de campo) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).
 



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